Escrito el 23 jun 2013 | Autor:
AntonioEZafra
Etiquetado en
Blogosfera
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Yo no se si alguna vez ustedes se han aventurado a realizar un ejercicio de observación periférica de su entorno cibernauta. Tal vez algo así como recordar a sus compañeros de viaje en sus comienzos y compararlos con el ahora que viven. Fijarse en si hacen lo mismo. Si han evolucionado en sus trabajos. O, como me ha pasado a mi, si han llegado a ver cómo lo que ustedes siempre creyeron, que escribir en un blog no servía para nada, ha pasado a convertirse en la mayor de las mentiras bajo las que sustentaron sus más básicas creencias blogosféricas.
Tal vez el único límite que ponga la red para realizar los más disparatados sueños que pueda uno engendrar está nosotros mismos. Por aquí han pasado personas que ayer no eran más que blogueros y hoy escriben libros, participan en programas de radio o disfrutan de la escritura de alguna que otra columna de periódico. Lo único que hicieron para llegar a ello fue escribir en sus blogs, hacerlo con cariño y aceptar los riesgos de ponerse una meta mayor que la de simplemente pasar el rato.
Yo sigo conduciendo mi camión, escribo cada mucho por aquí y disfruto de mis lecturas blogueras ya a través del móvil. No he evolucionado nada, aunque hay quien diría que sí, pero disfruto. Y admiro a quienes han sabido sacarle partido a escribir en sus bitácoras. En plena crisis es agradable comprobar que si uno quiere pueda darle una vuelta completa a su vida.
Uno, en su agradable visión periférica de su entorno blogosférico, se congratula de saberse acompañado por ciudadanos tan admirables. Uno llegaría incluso a repensarse lo que hace unos días declinó a través del correo. Pero uno no es ellos. Uno no es constante. Uno, en definitiva, no es capaz de adquirir ese tipo de compromisos.
Yo soy mi límite. Un límite que de momento acepto con agrado. Espero que comprendas la negativa Montse. Espero que comprendas que mi blog, el escribir en él, aún tras casi diez años de andadura, sigue siendo no más que un pasatiempo agradable del que disfruto tan solo cuando mi pequeño duerme. No evoluciono, pero me es agradable pensar que hoy por hoy tengo exactamente lo que quiero tener.
No pido más. No quiero más.
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