El dato del paro juvenil es para mear y no echar gota. Casi el sesenta por ciento de los jóvenes, con título universitario o sin él, no pueden acceder a un puesto de trabajo. Eso no sólo supone que no se puedan emancipar. Supone, por ejemplo, que al paso que vamos y con la fecha de jubilación y los años necesarios cotizados mínimos en aumento, esos mismos jóvenes a los que ahora damos palmaditas en la espalda no conseguirán cobrar el cien por cien de su jubilación. No hablamos ya de comprarse un piso, casarse o tener hijos… Yo decidí no hacer carrera y limitarme a trabajar con un camión. Hoy que soy padre no le desearía esto a mi hijo por nada en el mundo. Pero también veo a mi mujer, licenciada química en paro, que no puede más que agarrarse al clavo ardiendo de unas oposiciones que no tienen nada que ver con lo suyo como única salida laboral posible. Aún así preferiría que mi hijo estudiase a que siguiera mi camino. La salida no está en no estudiar, sino más bien al contrario, en transformar el tejido empresarial de este país de mierda. La revolución que necesitan los jóvenes está en la tecnología. Su salida laboral en el emprendimiento. Su única esperanza reside en convertirse en sus propios jefes y llegar a arruinar a las empresas que durante años han impedido que este país transformara su modelo económico para industrializarse. Una buena forma de comenzar con ello sería, por ejemplo, pedirle al Ministerio de Hacienda que dispusiera en la declaración de la renta de una nueva casilla junto a la de la Iglesia y las ONG’s para destinar lo recaudado a la I+D. ¿firmáis? |
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Pidiendo a los diputados españoles que obliguen a las redes sociales a denunciar los abusos de menores #limpialaredAcabo de firmar la petición que ha creado Marcelino Madrigal en Chage.org en la que se pide a los diputados españoles que obliguen a las redes sociales a denunciar los abusos a menores que se suceden a diario en ellas. Aunque no lo creáis aún hoy eso no se hace. En el blog de Marcelino podéis encontrar el texto íntegro de la petición. Como bonus os dejo el documental que ofreció La2 Atrapados en la red. |
El partido en el gobierno debería reflexionar sobre lo que quiere hacer con la sanidad pública. Debería replantearse cómo aligerar el coste de la misma, sí, pero no a costa de convertirla en un negocio privado. Yo soy un paciente del tan denostado ‘modelo Alzira’. He tenido la suerte de no sufrir ninguna de las contrariedades que denuncian los participantes en la marea blanca. Eso si, no dejo de reconocer que en un mundo capitalista como el que vivimos, la externalización tal cual la entiende el partido del gobierno puede abocarnos a un futuro sumamente incierto. Un futuro que, reconozcámoslo, bien podría ser el que éstos nos pintan. A un ciudadano como servidor, ni le convencen las políticas de Mariano en esta materia, ni lo hacen tampoco las convicciones de quienes las denuncian. No me los creo. A ninguno. Tal vez sea por culpa de la crisis. Esa que ha provocado que los ciudadanos de a pié aprendamos a leer entre líneas cuando alguien decide erigirse en altavoz de la sociedad. La misma que nos ha robado a todos la inocencia y nos ha llevado a ver el averno cerniéndose amenazante a nuestro alrededor. La cuestión es que cada vez que veo a los integrantes de las mareas proclamar a voz en grito las maldades de las decisiones del gobierno, me sale un sarpullido que me interpela sobre las verdaderas razones que pudieran existir para tales voceríos. Lo curioso es que muchas veces la respuesta más sencilla suele ser la buena. Y sí, por norma general más que en nuestros derechos, que también aunque más bien por coincidencia tangencial, lo que esos ciudadanos defienden es sencillamente su puesto de trabajo. Así de claro. Ocurre también que no son coherentes con lo que piden. No en vano en 2012 ocho de cada diez funcionarios prefirieron la sanidad privada a la pública. Así que no creo que lo que demandan se atenga exclusivamente al tan manoseado concepto del bienestar del conjunto de los ciudadanos, cosa que sería creíble si el dato anterior fuere falso, sino más bien a que temen por aquello por lo que todo ciudadano de bien teme, la pérdida de su trabajo. Cierto, MUFACE lo pagan los funcionarios con una parte de su sueldo y otra que aporta el propio estado, pero no me reconozcan ustedes que no sería más sencillo para el resto de los mortales simpatizar con su causa si por lo menos, cuando nos explican sus posiciones, dejaran de dedicarse a politiquear omitiendo realidades y se abstuvieran de tomarnos el pelo con sus defensas farisaicas de una sanidad pública que ellos mismos rechazan, aún a costa de una pequeña porción de su salario mensual. Cierto es también que ello más que apoyos les crearía contrarios. Pero al menos podrían salir a las plazas a manifestarse sabiendo que son coherentes con lo que piden y que no mienten al resto de ciudadanos para mantenerse en sus privilegios. ¿Verdad? |
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Desahucios, expropiaciones e historia comparativa
Escrito el 14 abr 2013 | Autor: AntonioEZafra
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Debate
Opinión
política
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Sólo una comparativa. Sigan este enlace que les dejo a continuación:
Ahora comparen con el difunto: Y ahora recuerden lo que ocurría en este país cuando en 2009 el Partido Socialista Obrero Español aprobaba la ley del desahucio exprés.
Saquen ustedes sus propias conclusiones y mediten sobre los escraches y a quienes están dirigidos últimamente. Tenemos la memoria muy corta señores. Demasiado diría yo. Y lo peor es que lo sabemos y lo fomentamos sin siquiera pestañear. |
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#Periodismo y #blogs
Escrito el 8 abr 2013 | Autor: AntonioEZafra
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Debate
Opinión
Cuando consigo atender a este blog desde la distancia, comprendo sorprendido los reparos de la gente hacia las opiniones de un tipo como servidor de ustedes. Ya saben. Un tipo dispuesto a cuestionarse a sí mismo hasta la saciedad, el aburrimiento y la petulancia. Abierto a escuchar pero sin aceptar imposiciones. Cansado de que le vendan verdades. Asqueado de quienes dicen hablar en nombre de la democracia. Impotente ante quienes en nombre de ella vociferan barbaridades. Y lo hago porque cuando me veo en el contexto en el que vivo, un camionero Español, se me escapa el motivo que pueda existir para que un tipo con la EGB como máximo título educativo se decida a escribir en un blog sobre política, periodismo y dospuntocerismo (antaño hubiese dicho blogosfera jejeje). Verán, visto desde la barrera, tampoco yo alcanzo a ver la necesidad de dicho acto. Expresar opiniones es complicado y más que amigos uno gana enemigos. Además uno corre el peligro de caer muy rápidamente en la patanería, la simpleza y la ignorancia. Vamos que puede uno abrazarse sin darse cuenta a la vergüenza ajena que otros puedan sentir por su culpa. Pero cuando uno se reúne de nuevo con su ‘yo’ bloguer, mira el periodismo que lo rodea y atiende a la ingente cantidad de información que cualquiera hoy puede consultar, comprende que es que tal vez una profesión como la periodística haya acabado cometiendo el error de creer que tenía su posición predominante asegurada de por vida. Cuando uno se dispone a leer varios periódicos y sin llegar a entrever sus cabeceras ya puede deducir de qué hablará cada uno de ellos basándose en su línea ideológica, comprende el porqué tanta gente diferente ha sentido la necesidad de escribir sus opiniones para que cualquiera las pueda conocer. Cuando los periódicos dejan de informar, se convierten en lavadoras de cerebros en crisis y miran con desprecio al dospuntocerismo al cual culpan de su decadencia e inviabilidad, el periodismo con mayúsculas pasa a agonizar en las redacciones y los arietes periodísticos de los aparatos políticos se agencian los puestos clave con los que dirigir a sus lacayos. Uno comprende entonces porqué opinar ha pasado a ser tan barato. Tanto que incluso quienes ni carrera de periodismo tienen se atreven a aventurarse en ese complicado mundo. Nadie debería sentir necesidad alguna de convertirse en intrusista de nadie, pero aquí estamos. Menos, sin cobrar un duro y costándole dinero. Algo hay que hacen muy mal señores periodistas. Y ese algo lo atisbo desde aquí, la sencilla colina de un graduado en EGB, que mira a la profesión de la que le hubiese gustado formar parte decaer sin remedio. Me extraña que no lo alcancen a ver desde su atalaya ustedes que son licenciados. |
La mayor parte de los ciudadanos de éste país adolece de lo que se ha dado en llamar comúnmente en la tabla de colores como ‘gris’. Solemos arrojarnos a los brazos de la rabia tan pronto nos caemos de los de la placidez. Aborrecemos las medias tintas. Pasamos del cabreo a la euforia, tan rápido como aquel mítico mago de America’s got talent cambiaba los vestidos de sus azafatas. Para colmo de los demócratas del mundo, aceptamos opiniones interesadas y las damos como hechos irrefutables sin que aparezca sonrosado el más mínimo rubor en nuestras mejillas. Como decía aquel mítico spot, aceptamos barco como animal acuático con tal de que nos dejen seguir jugando. Lo del debate sobre Monarquía y República es lo mismo. Liquidamos la Monarquía tan efusivamente como ayer nos convertíamos en Monárquicos furibundos cada vez que un aniversario relacionado con dicha Institución se hacía carne en el calendario. No nos importaba, a decir verdad, dónde estaba el rey cazando con tal de que estuviera presente, cada 24 de Diciembre, en la presidencia de nuestra mesa de cena de Noche Buena. Cierto es que cambiaras al canal que cambiaras siempre estaba el monarca con su discurso leído en el telepronter. Pero eso no nos importaba los más mínimo, para nuestro intelecto inevitablemente limitado y deficiente, hubiese bastado con que el Rey no hubiese tenido hijo alguno capaz de heredar el trono para que no nos hubiese importado nunca qué hacía o dejaba de hacer fuera del objetivo de las cámaras. Sus cuñados y ahora sus hijas han sido su perdición. Y con ellos nos ha invadido esa extraña necesidad de convertirnos en auditores de una monarquía que hasta ayer era tabú obligado para nuestros medios de comunicación por expreso deseo de la ciudadanía de la cual formamos parte. Y ahora vemos al Rey paseándose con la que parece su amante y nos rasgamos las vestiduras cual fariseos juzgando a Jesús de Nazaret hace dos mil y pico años. No hemos aprendido nada. No somos capaces de diferenciar entre Instituciones y personas. No aceptamos que el Rey, por Rey que sea, no deja de ser un ser humano sometido a la dictadura del libre albedrío, a la posibilidad de equivocarse, de mentir o de sentirse acorralado por una actualidad de la que nunca se imaginó protagonista. Aplaudimos que se casaran sus hijos con muchachos de baja cuna y después nos escandalizamos de que estos hayan sido víctimas de las posibilidades que las puertas abiertas por una Institución como la corona les han plantado ante las narices. Creímos infantilmente que actuarían como factor de humildad en la corona y se han convertido en su causa de repudio más evidente. Y ahora el Rey se rompe la cadera de una de sus incontables cacerías y se ve sometido al juicio televisivo de unos medios que han visto cómo su cadena de tabúes con respecto a dicha institución se rompía en mil pedazos como consecuencia de la crisis que amordaza a los ciudadanos que la mantenían intacta. Así somos, respetables hasta en eso. Deberíamos recordar que las Instituciones que hoy existen son las que nos han llevado a poder escribir lo que nos plazca sin miedo ninguno. Podemos criticar al Rey, a nuestros políticos, a nuestros conciudadanos mismos. Pero debemos aprender a poner por encima de las personas a las Instituciones que representan, porque si no lo hacemos podemos caer en el error de eliminar cualquier atisbo de legitimidad en las bases de nuestra democracia. Y no digo con esto que el Rey deba continuar siéndolo tan sólo por su papel en la Transición o en el 23F. Digo, sin más, que tal vez el Rey deba abdicar en favor de su hijo, porque él mismo está agotado para servir a la democracia de la que fue argamasa de su construcción. Y tal vez su hijo haga entrar en el corazón de todos los Españoles a la monarquía, ya sea por sus buenos actos futuros, que seguro los tendrá, o porque cierre el círculo que un día comenzó a trazar su padre y se convierta en el eslabón que dio paso a la República de la única forma pacífica que concibo, en una segunda transición liderada por la propia corona que aspira a ostentar. ¿Que eso es esperar mucho? Puede, pero hasta donde yo se tampoco en el 75 esperaban vivir dos años después en democracia y Juan Carlos nos lo regaló sin pedirnos más que pleitesía a cambio. Tal vez su hijo concluya el camino que su padre no pudo más que comenzar. Y suerte que no lo hizo. Hoy el ejército no es el mismo que ayer, ni nuestros políticos, ni los propios ciudadanos. Somos hijos de la democracia y por tanto se nos supone más maduros para calibrar nuestras inquinas…¿O no? |
Hoy en día la mayoría de los posts que escribimos en nuestros blogs nacen de algún que otro tuit que hemos compartido anteriormente. Y la mayoría de ellos llevan adjunto un enlace hacia una noticia, artículo, vídeo o post. ¿Imaginan que esos mismos tuits pudieran ser clasificados al viejo estilo Delicious? El día en que los CEO’s Twitter decidan avanzar en su sistema y ofrezcan a los usuarios dicha posibilidad, habrán logrado la cuadratura del círculo de las herramientas dospuntoceristas. Los hasgtags están bien y es un hecho que son uno de los elementos necesarios para que Twitter se haya convertido en un éxito. Si además a los usuarios como un servidor se nos ofreciera la posibilidad de clasificar nuestros propios tuits para poderlos encontrar cuando lo necesitáramos, ya sería la pera limonera. Este post lo debería clasificar con una etiqueta nueva ; #cosasquemegustariaquetwitterhiciera |
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La corrupción de los sobres desde 1977
Escrito el 1 abr 2013 | Autor: AntonioEZafra
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Opinión
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Escuchamos la palabra ‘sobres’ y automáticamente nuestra mente vuela directa hacia Bárcenas. Como si fuese él quien inventara el pago en negro, las comisiones fraudulentas, o la contabilidad en ‘b’. Es nuestra forma de ser. Lo llevamos en la sangre. Es nuestra manera de entender el mundo que nos rodea. No buscamos respuestas certeras, sino las que nos convienen. Nos conformamos con el resumen interesado de los hechos que nos quieren vender, en lugar de buscar la verdad y ahondar en ella hasta el final. Simplificamos y eso nos lleva a la ignorancia supina.
Ahí va eso señores. Ahora simplifiquen. Fuente elpaís.com. |
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