Cuando consigo atender a este blog desde la distancia, comprendo sorprendido los reparos de la gente hacia las opiniones de un tipo como servidor de ustedes. Ya saben. Un tipo dispuesto a cuestionarse a sí mismo hasta la saciedad, el aburrimiento y la petulancia. Abierto a escuchar pero sin aceptar imposiciones. Cansado de que le vendan verdades. Asqueado de quienes dicen hablar en nombre de la democracia. Impotente ante quienes en nombre de ella vociferan barbaridades. Y lo hago porque cuando me veo en el contexto en el que vivo, un camionero Español, se me escapa el motivo que pueda existir para que un tipo con la EGB como máximo título educativo se decida a escribir en un blog sobre política, periodismo y dospuntocerismo (antaño hubiese dicho blogosfera jejeje).

Verán, visto desde la barrera, tampoco yo alcanzo a ver la necesidad de dicho acto. Expresar opiniones es complicado y más que amigos uno gana enemigos. Además uno corre el peligro de caer muy rápidamente en la patanería, la simpleza y la ignorancia. Vamos que puede uno abrazarse sin darse cuenta a la vergüenza ajena que otros puedan sentir por su culpa. Pero cuando uno se reúne de nuevo con su ‘yo’ bloguer, mira el periodismo que lo rodea y atiende a la ingente cantidad de información que cualquiera hoy puede consultar, comprende que es que tal vez una profesión como la periodística haya acabado cometiendo el error de creer que tenía su posición predominante asegurada de por vida.

Cuando uno se dispone a leer varios periódicos y sin llegar a entrever sus cabeceras ya puede deducir de qué hablará cada uno de ellos basándose en su línea ideológica, comprende el porqué tanta gente diferente ha sentido la necesidad de escribir sus opiniones para que cualquiera las pueda conocer. Cuando los periódicos dejan de informar, se convierten en lavadoras de cerebros en crisis y miran con desprecio al dospuntocerismo al cual culpan de su decadencia e inviabilidad, el periodismo con mayúsculas pasa a agonizar en las redacciones y los arietes periodísticos de los aparatos políticos se agencian los puestos clave con los que dirigir a sus lacayos. Uno comprende entonces porqué opinar ha pasado a ser tan barato. Tanto que incluso quienes ni carrera de periodismo tienen se atreven a aventurarse en ese complicado mundo.

Nadie debería sentir necesidad alguna de convertirse en intrusista de nadie, pero aquí estamos. Menos, sin cobrar un duro y costándole dinero. Algo hay que hacen muy mal señores periodistas. Y ese algo lo atisbo desde aquí, la sencilla colina de un graduado en EGB, que mira a la profesión de la que le hubiese gustado formar parte decaer sin remedio. Me extraña que no lo alcancen a ver desde su atalaya ustedes que son licenciados.

2 Comentarios:

    Aquí estamos, a pesar de la crisis de la blogosfera.

    Y yo que me alegro amigo mio jejeje

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