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Independencia

En un mundo ideal, el propio de los mundos de Disney, las utopías, o las mejores de las intenciones habidas y por haber, lo ocurrido ayer en Barcelona debería significar algo más que una algarabía para los políticos. Una manifestación tan efusiva, pacífica y festiva como aquella, construida sobre una pancarta con un lema tan claro que imposibilita cualquier intento de manipulación político-léxica, no puede quedar reducido a la nada de un día para otro.

Manifestacion-independencia-dia-Calatuna

En definitiva, lo que quiero decir en este comienzo es que se equivocan quienes pretenden hacer una lectura apartada del independentismo. Los que ayer fueron a la manifestación no estaban pidiendo un concierto económico como el Vasco, sino más bien como el propio Español, Francés o Alemán. Pedían independencia. Y eso señores no se logra apaciguar con sermones de la montaña que confundan a la plebe, sino con información y libertad de elección. A todo cerdo le llega su San Martín. Tal vez ayer fuera el día en que finalmente el independentismo se hizo de verdad una opción política. Sin ambigüedades. Sin medias tintas.

¿Y saben lo mejor? Estoy a favor de que se pregunte sobre la independencia de Cataluña. Puede que muchos Catalanes, y políticos de ambos lados por supuesto, se sorprendieran de la cantidad de ciudadanos que desde fuera de Cataluña abogamos por una independencia que nos libere al resto de ciudadanos de la cadena al cuello en que se han convertido todas y cada una de las aspiraciones soberanistas de aquella región.

Imaginen un gobierno Español liberado de las cadenas regionalistas que hacen imposible el cumplimiento de su propio programa electoral por estar supeditado a las aspiraciones de partidos que ponen precio a cada voto. Imaginen la tranquilidad de saber que su voto no se convertirá en algo ajeno a ustedes cuando éste deba ser ponderado por quienes sencillamente no desean ser partícipes de la realidad que viven. Yo reconozco el error de haber escrito aquí muchas veces del nacionalismo en un tono visceral que cargaba de veneno cada una de las sílabas. Ellas, mis palabras, han contribuido a crear un caldo de cultivo que se ha convertido en un ansia independentista que ha culminado en lo de ayer. Siempre dijeron que el odio no engendra más que otro odio. Yo lo olvidé.

Hoy quiero ser de los que ayuden a mejorar el ambiente, que no a cambiarlo. Hoy les deseo la independencia. Es más, les profeso amistad, cariño y el respeto que merecen. Escíndanse de España y yo seré de los primeros que les ayude a encontrar su sitio en el mundo. Les aseguro que no será complicado. Siendo como es que Europa se dirige inexorablemente a una unión más fuerte y menos plurinacional que la que ahora existe, la pelea por mantener unas fronteras con fecha de caducidad se me antoja, cuanto menos, una niñería.

Si somos realmente demócratas deberemos reconocer el hecho de que en Cataluña hay una mayoría suficientemente elevada como para que se haga necesario hacer la dichosa pregunta. Y no caben interpretaciones interesadas. Lo de ayer es lo que es. Lo demás no es más que lo que se desearía que fuera. En democracia se pregunta y la hora de hacerlo ha llegado.

6 Comentarios:

    Peace and love, amigo peace and love... que a mi estás cosas me ponen nervioso porque sé que a los militares también los pone.

    Peace and love.

    No se a que militares te refieres ¿quizás a los de algún país bananero?. Es muy gratuito apuntar hacia unas Fuerzas Armadas que hoy en día demuestran estar con creces al servicio del ciudadano. Por lo demás Peace and Love, claro que sí; pero demagogia no.

    Excelente artículo Antonio

    Paz y amor, amigos, paz y amor, jjjjj

    Bueno supongo que es hora de que también los militares se avengan a pasar a la edad adulta...

    Gran post, unas grandes palabras has expresando a la perfección la sensación que vivimos los catalanes.

    Me alegro.A ver si os dan la independencia de una vez...

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