Una de las cosas que más deberíamos temer los ciudadanos es la desinformación. No me refiero a aquella que consiste en saturar con datos insustanciales y debidamente interesados la información que se deja circular por la red de redes, sino más bien a aquella que sencillamente se impide que se de, esa que nuestros periodistas tan oportunamente discriminan por carecer de la relevancia debida.

Verán, hoy he leído un artículo siniestro referente a una secreta operación de limpieza nuclear en Semipalatinsk. No se preocupen, tampoco yo se situar ese nombre en el mapa. Baste, para que nos hagamos una idea de por donde van los tiros aquí, con remitirles a un par de párrafos profundamente esclarecedores del artículo antes mentado;

Entre 1949 y 1989, la Unión Soviética convirtió la región de Semipalatinsk (Kazajistán) en el mayor laboratorio de pruebas atómicas de la historia. Durante cuarenta años se detonaron hasta 465 bombas que liberaron mayores cantidades de radiactividad que el desastre de Chernóbil, dejando atroces secuelas que aún hoy son visibles en una ciudad donde la incidencia de tumores es un 30% mayor que en otras zonas del país.
Más de 20 años después de que detonaran la última bomba, ha finalizado una operación mantenida en secreto por científicos e ingenieros rusos, kazajos y americanos que han conseguido sellar y aislar este arsenal radiactivo de 200 kilos de plutonio fértil que permanecía desprotegido y sin vigilancia desde que los rusos lo abandonaron tras la caída de la URSS.

El artículo en cuestión viene acompañado por un informe del Centro Belfer de Ciencia y Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, en el que se ofrece una detallada descripción de los pasos seguidos para el sellado de dicho emplazamiento nuclear. Curiosamente ningún medio de comunicación ha prestado la menor atención a dicha operación, y sí a la del escape de agua radiactiva de Fukushima.

El 26 de de Abril de 1986 se produjo el accidente nuclear de Chernóbil. Junto a éste se ha situado en la escala internacional de accidentes nucleares al desastre de Fukushima. Los dos innegables. Los dos sucedidos a la vista de todos. Incuestionables y difíciles de ocultar. Sin embargo, otras posibles calamidades como la antes descrita nos dejan, al menos a quienes no dudamos en cuestionar lo que se nos cuenta, la sensación de saber que sólo conocemos la parte de la verdad que los gobiernos creen que son capaces de controlar.

¿Periodismo? No, no creo que lo que leemos, vemos y escuchamos sea digno de ser llamado periodismo.

0 Comentarios:

Publicar un comentario