Uno mira su reflejo en el espejo de la realidad que ha dejado escrita esta semana en su blog, observa la de todos los medios referentes en éste mismo país, analiza superficialmente lo escrito por los colegas en sus respectivas bitácoras, y no puede más que sorprenderse por la fragilidad de la fachada que nos esmeramos en mostrar y con la que intentamos parecer reflexivos, laxos y cargados de una razón que sólo dan la sobriedad, la mesura y la capacidad de pensar antes de abrir la boca.

No se qué es lo que nos pasa a todos por la cabeza cuando de religión se trata, pero las neuronas dejan de funcionarnos de forma correcta y nos transformamos en animales de presa capaces de comernos a nuestros hijos con tal de que nadie se atreva a rechistarnos en nuestros sermones blogueros. Una pena.

No se porqué nos es tan sencillo a todos encontrar puntos de discordia cuando lo más sencillo sería encontrarlos de unión, pero el caso es que en este país de pandereta siempre acabamos a ostias sea por el motivo que sea. Tal vez por ello Napoleón decidiera conquistarnos, para salvarnos de nosotros mismos. Imagínense cómo viviríamos hoy si en lugar de ganar la guerra la hubiésemos perdido...

No se si es que somos tontos o nos lo hacemos, pero siempre que el mundo centra su mirada sobre nosotros la testosterona nos desborda y siempre acabamos a guantazo limpio. Será que de siempre fuimos gallitos de pelea...de los que siempre perdían. De esos que cuando reciben el primer sopapo pierden toda la valentía y ya sólo atinan a defenderse torpemente mientras reciben mantecado tras mantecado a la espera de un cierto fin besando la lona.

Será que siempre fuimos unos perdedores, aunque aquel día, Dios sabrá porqué, le ganamos al Napoleón una guerra que tal vez más nos valdría haber perdido.

2 Comentarios:

    ¿Será que nos gusta el triunfo de la razón?

    @Logio si, pero de "nuestra" razón, no la de los otros.

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