Recuerdo cuando se dio a conocer la noticia del fuego que asoló Valencia al principio del verano. Recuerdo las acusaciones de falta de medios que se hicieron en los telediarios. Recuerdo las falacias que se proclamaron en contra de un gobierno autonómico que hizo todo cuanto estuvo en su mano para atajar el fuego. Y recuerdo, sobre todas las cosas, el cariz político que todo ello tuvo en las informaciones que se dieron a partir de ellos.

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Y ahora veo muchos más incendios, incluido aquel de Gerona, que además de daños materiales causan otros personales, y que sin embargo adolecen del cariz político-acusatorio del que fueron característicos los Valencianos. Los veo y no me canso de preguntarme hasta qué punto los ciudadanos, incluidos los que se creen mejor informados que los demás por pertenecer al mundillo dospuntocerista, son capaces de ignorar la necesidad de cuestionarse algunas cosas. Por ejemplo el porqué habría que aceptar en un mismo medio la disparidad a la hora de afrontar un tipo de suceso dependiendo de quien fuera el perjudicado.

Ya saben, para algunos, muchos en realidad, uno por haber votado lo que votó no tiene derecho ni a respirar. Pero verán. Yo me pregunto muchas cosas. Muchas. Y con cada una que consigo responderme adquiero un tanto de capacidad de raciocinio suficiente para permitirme estar por encima de, al menos, todos los que ni siquiera consideran la posibilidad de hacerse esas mismas preguntas. Uno se podrá equivocar votando, pero sepan que es mayor el error de quienes deciden que la opinión mascada y las respuestas preconcebidas son mejores que aquellas que se consiguen a través de una sencilla pregunta a uno mismo.

Háganlo. verán como no todo lo que creen es tan cierto como piensan.

1 Comentarios:

    Muy bien

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