Desde hace unos días se ha producido un vacío enorme en la vida de este humilde servidor y su esposa. La desconexión forzada de la línea que unía el mundo cibernauta y el despacho del hogar, ha provocado que las tardes se alarguen sobremanera.
En vez de buscar tiempo para poder hacer todas y cada una de las cosas que uno tenía en mente (buscar información, leer blogs, comentar por ahí, documentar una entrada y finalmente publicarla), hemos pasado al aburrido testimonio del movimiento del segundero en su viaje, lento y pausado, alrededor del lugar en el que se ancla la varilla que lo representa.
En realidad debo decir, que he descubierto de nuevo cuan larga se puede hacer una tarde de Verano, mientras el Sol cae, también de forma pausada, sobre el horizonte. Sin duda alguna, puedo corroborar que sin Internet los días son más largos y las varillas del reloj cesan en esa alocada carrera por ver cual de todas ellas da la vuelta completa sobre su eje más rápido.
Supongo, sino es mucho suponer, que a este ritmo de la vida nos iremos acostumbrando poco a poco.
Desde luego puedo decir, que desde que Internet no está en casa, hablamos más, mucho más, la mujer y yo. Antes hablábamos mucho, en realidad siempre estábamos espalda contra espalda y nos llamábamos cuando había algo Interesante. Podría decir que siempre hemos sido una pareja muy unida que siempre nos lo hemos contado todo. Ahora podemos pasar horas recostados el uno contra el otro viendo pasar imágenes de televisión, mientras nos contamos esa poca vida de la que podemos disfrutar mientras estamos separados en horario de trabajo. Antes lo hacíamos en el ordenador, ahora en el comedor, junto a nuestra antigua amiga la televisión.
Espero que para el final del Verano haya de nuevo Internet en casa.
Sin duda el vivir desconectado del mundo como ahora me ha hecho darme cuenta de cuan importante es tener abierto ese canal en todas las casas. Ahora mismo estar en casa y ver las noticias significa tener que tragar con ruedas de molino. No poder contrastar nada, no poder leer diferentes opiniones. Vivir un día retrasado respecto a la mayoría de los internautas, es sin duda un precio muy alto que entre los dos hemos decidido pagar para ser coherentes no solo con nosotros mismos, sino también con la familia.
Creo que este Verano será magnífico para mi.
Volveré a pasear con la parienta, volverán los arrumacos a deshoras, las interminables charlas en las que servidor solo pone la oreja… En fin, que volveremos a los tiempos del noviazgo, esos que nos descubrieron el amor y que nos decidieron a hacer de nuestra pareja, ella y servidor, los compañeros que deberíamos tener para el resto de nuestras vidas.
Mientras escribo, mi mujer lee por encima del hombro. A cada frase ella contesta con un ¡ooooh! seguido siempre de un beso corto en los labios y un achuchón para confirmar que lo escrito le gusta.
Es lo que hay señores. Cuando parece que la vida es aburrida, acaba llegando la confirmación de que las necesidades autoimpuestas desde hace unos años, de las que no éramos conscientes, se rompen en mil pedazos y dejan visibles a los ojos las que siempre permanecieron escondidas.
Puedo decir ya mismo, que para que me sienta a gusto no necesito ni internet, ni mi blog, ni estar permanentemente informado de todo lo que pasa a mi alrededor. Me basta con los ¡oooh!, los arrumacos, los besitos en los labios y los paseos por el pueblo cogido de la cintura de mi querida esposa.
Que volveré eso es seguro.
Todos los días me conectaré en algún momento para contestar comentarios gracias a la wiffi de la biblioteca. No pasearé tanto por vuestros blogs como antes, y en consecuencia no haré casi comentarios fuera de mi blog. Pero pensad que esta situación es solo temporal y que el amigo Internet volverá, más pronto que tarde, ha iluminar este rincón apagado de la casa, que desde su marcha ha quedado medio abandonado.
Es lo que tiene no tener Internet, que la testosterona y los estrógenos, con su desaparición, se multiplican de forma exponencial. Por ello no nos tengan lástima, ni a mi ni a mi mujer, puesto que sin duda alguna, estaremos retozando salvajemente mientras ustedes pasan las horas sentados frente a su pantalla del ordenador jejejejejeje
Siempre hay algo que hacer para las mentes inquietas como la tuya.
Disfruta de la nueva situación, como antes disfrutabas de tu blog.
Saludos fiesteros, (estamos de fiesta en Valls)
Pues que le den a internet, Toni; disfruta del momento.
Una abrazo.
Muchacho haber si ahora te traes a Tonetín, jajajaja.
Ya te has dado cuenta de la suerte que tienes Toni?, creo que sobran las palabras.
Un abrazo para los dos.
El hombre feliz no tenía camisa...felicidades Tony por tu redescubrimiento de la auténtica felicidad. Un beso para ti y otro para tu mujer.
Gracias a todos por permanecer ahí jejeje, tenía ese miedo infundado que me llevaba a creer que ya solo quedaríais cuatro gatos para leer los desvaríos de servidor jejejeje
Cinco conmigo....
Carpe Diem
Hola Antonio.
Despreocupate. Yo también estuve así y me dí cuenta que a veces nos encerramos mucho en estos medios, muchas veces que atentan contra nuestras relaciones humanas sin darnos cuenta.
Espero que aún así pronto puedas tener conexión. Con relación a lo del trabajo ¿que lo has conseguido? Si lo pusiste en otra entrada es que ya no la pillé.
¡Saludos y suerte, colega!.
jejeje, bueno, al menos ya somos siete jejejeje
Un saludo Deybi, volver volveremos pronto, es más, tampoco es que me haya ido del todo jejejeje
Holaaaa.. aunque llegue tarde ya somos 8.. un buen número que te traerá toda la suerte del mundo.
Felicidades por esa magnifica mujer.. todo en la vida tiene un porque y ahora tenéis la oportunidad de una segunda luna de miel, o quizá una mucho mejor que la última, pues en los malos tiempo es cuando realmente se ve lo bueno y hermoso de la pareja... felicidades a los dos.
Suerte amigo, os lo merecéis .. besotes
jejeje, me alegra que tú también estés por aquí jejeje