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Desde que el gobierno Valenciano adoptara la drástica medida de cerrar el canal autonómico, sus antiguos periodistas se han prodigado en la denuncia de lo que hasta minutos antes de hacerse pública dicha decisión se encargaron de encubrir; el choriceo, el mangoneo y la corrupción en su vertiente más tosca, arrabalera, burda, cerril, palurda, grosera, prosaica, zafia y vulgar. Han recordado de golpe y no sin antes perder su tan querida nómina, aquel código deontológico que, al igual que el valor a los soldados, se les suponía a los periodistas. Claro, si aún se les puede seguir llamando periodistas.
El caso es que desde hace unas semanas los periodistas de RTVV han pasado de ser consumadamente conservadores, algunos dirían que incluso ultraderechistas, ha convertirse en implacables altavoces contra la corrupción, la irrelevancia de la Comunidad Valenciana en el exterior, y la defensa de un idioma como el Valenciano que en sus bocas, en la humilde opinión de un servidor habitante de La Ribera de Xuquer, siempre le pareció impostado, artificial y retocado hasta el punto de llegar a no ser ni Catalán ni Valenciano. Es más, como máxima para acercar a los ciudadanos a sus posturas, se ha llegado incluso a esgrimir un provinciano, pueblerino y paleto argumento que han sido capaces de sintetizar en una simplona pregunta retórica ¿quién retransmitirá las fiestas de vuestro pueblo sin RTVV?

Lo cierto es que la lucha que mantienen tanto ellos como la oposición impide que vean el creciente sentir que a su alrededor comienza a germinar y que lejos de acompañarlos opta por un punto y aparte abrupto que eliminaría de facto casi todas las televisiones autonómicas. Incluso la oposición, en otro claro ejemplo de oportunismo político, juega sus bazas para recuperar un canal de propaganda que esta vez le sería fiel no por los dedazos para la colocación laboral, sino más bien por el deseo de venganza. Una jugada maestra.

Los Valencianos hemos sufrido de manos de nuestros políticos el saqueo, el aborregamiento y el adoctrinamiento supino de quienes, no sólo desde el poder sino también desde la oposición, nos han puesto frente a un espejo trucado de la realidad que no ha hecho más que envenenar nuestras mentes de superficialidades, pajas mentales y batallas lingüísticas. Lo han hecho juntos. Los unos y los otros. Da igual que Canal Nou tuviera más trabajadores que Tele5 Antena 3 y Cuatro juntas. Lo importante, almenos para ellos y quienes no saben más que loar a quienes les dan un trozo de teta del que mamar, es que gracias a sus 1800 trabajadores se hablaba Valenciano y se retransmitían las fiestas del pueblo. Esa es la realidad Valenciana señores. Esa es la triste y deplorable realidad.

2 Comentarios:

    No hay motivo para que el sector público mantenga medios de comunicación como las televisiones autonómicas (ni las estatales). Del mismo modo que no tiene que mantener churrerías, discotecas, etc. En general, todas las empresas públicas se convierten en centros de mamandurria, enchufismo y corrupción.

    Cierto, aunque creo que una estatal, una sola, sí que es necesaria.

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