Es curioso ver cómo la sociedad española se muestra cada vez más apática en torno a los mensajes políticos que les llegan a través de los medios de comunicación, y más aún a través de las redes sociales. Como muestra un botón; tras la polvareda que ha levantado el cierre de la Tv autonómica Valenciana y en plena efervescencia antipepera desatada por la no menos históricamente avalista de las políticas de dicho partido, Canal 9, la concentración que se celebró en mi ciudad sólo consiguió congregar a unas doscientas personas. Siempre con datos de los manifestantes. Ni tan siquiera los partidos que convocaron dicha orgía de las vanidades consiguieron encandilar a sus afiliados. Y ello es, cuanto menos, extraño para quien por aquí escribe.
fotografía de la concentración (Ribera Express)
La cuestión es que esta realidad contrasta con la que se nos intenta recalcar desde los medios de comunicación y las redes sociales, donde los apoyos, los avales y la suma a las intencionalidades de quienes se erigen en catalizadores de la opinión pública, no necesitan más que de un asentimiento de cabeza mientras se escuchan las noticias, o un mísero click en el 'retweet' o el 'I like' para sumarse a una marea ciudadana digital que no implica levantar las posaderas del sofá de nuestras casas.

Pareciera como si la ciudadanía ya no aceptara tan a la ligera sumarse a eslóganes vacíos. A mi modo de ver las cosas, los partidos que hoy se creen portavoces de la gente se van a pegar un tortazo monumental en las próximas elecciones. A no ser claro que cambien su forma de hacer las cosas...

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