Es tremendamente desalentador remitirse a las hemerotecas para cerciorarse de la coherencia de los ciudadanos y advertir desolado que para algunos los principios de los que alardean son sólo un arma más que utilizar para destruir a sus enemigos políticos. No obstante, debemos recordarnos que no son ellos, los ciudadanos, los culpables de tales cambios de principios, sino de los medios que los informan a diario. O tal vez sí lo sean por su cabezonería al no plantearse si quiera la hipótesis de que su medio de cabecera sencillamente puede que les mienta, manipule y dirija con el único fin de servir a un partido político. No hay más que ver las reacciones de éstos a las palabras de Obama referentes a una posible intervención en Siria y compararlas con la campaña que se organizó con lo que Irak supuso para su antecesor en el poder.

kurdos gaseados

Supongo que algo de culpa en la paja mental ciudadana tendrá el que los medios, en su interminable batalla por mantener pulcras sus líneas editoriales, acaben sucumbiendo a la contradicción cuando la conciencia les gana la batalla. En esas ocasiones les salen artículos publicados que parecen más granos en el culo que otra cosa. Un ejemplo es el ABC, que un día decidió publicar uno denunciando que los Kurdos, al fin y al cabo, no fueron gaseados a propósito por Saddam Husein y que fueron víctimas colaterales de una guerra que por aquel entonces abría todos los informativos. Esas ocasiones son fugaces a la vista del ciudadano y como no se expanden en el tiempo, sino que limitan su vida a uno o dos artículos como mucho, acaban siendo desechadas por la memoria selectiva, en un acto sublime de auto-convencimiento de la verdad declarada como cierta por el mismo periódico. Ese tipo de sesgo que permite al ciudadano que necesita de titulares claros para no leer contenidos, el formarse opiniones sin necesidad de profundizar en lo opinado para intentar aleccionar a sus familiares y amigos.

Los Sirios están siendo masacrados. Los Kurdos también lo fueron en su momento. Y sin embargo quienes hoy defienden una acción militar se obcecan en negar ese símil para salvaguardar en lo posible todos los despropósitos que fueron capaces de soltar por esa boca que ayer se llenaba de palabras como paz y libertad y hoy de guerra y negación del perdón. Evidentemente, como en aquel entonces, servidor se siente en la obligación de apoyar una acción militar. Pero me sorprende lo que algunos dicen hoy pudiendo como se puede acudir a las hemerotecas para ver lo que dijeron ayer. Y de eso no tienen culpa los medios o los periodistas…

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