Se acercan peligrosamente unas de las Navidades más rácanas de la historia de la memoria consumista de éste mundo globalizado e impotente en el que subsistimos. Mucha gente por la calle sí, pero como escuchaba esta misma tarde decir en la tele, “es que salir a la calle es gratis”. Y es cierto. Mucha gente por la calle. Mucha gente por las tiendas. Pero bolsas colgando de las manos pocas o ninguna.

Lo cierto, es que para muchos de aquellos que durante años maldijeron el desmesurado consumismo del que hacía gala esa misma sociedad que hoy se aprieta los machos, estos días de carteras caídas serán una delicia para sus llorosos ojos. Estarán tocándose obscenamente en algún cuarto oscuro mientras se recrean lujuriosamente en el objetivo cumplido de convivir en una sociedad que solo compra lo estrictamente necesario para malvivir.

En cierto modo sería una alegría ver evolucionar así a la humanidad si no fuera, porque al convertirse la sociedad a la abstinencia consumista, lo que se consigue no es más que más paro y más empresas que cierran por falta de ventas. Paradójico ¿verdad? Ahora para aquellos puristas somos mejores seres humanos. Más pobres, es cierto. Más parados. Pero infinitamente más humanos…

Ya ven. Y yo me pregunto señores…¿de qué me sirve a mi la humanidad si no tengo un trozo de pan que meterme en la boca? Será que ahora esos mismos puristas decidirán que es Papá Estado quien tiene la obligación de velar por nosotros. Será que olvidan, que para que Papá Estado tenga fondos con los que hacerlo, hace falta que se cobren impuestos. Será, que para pagarlos hace falta que los ciudadanos trabajemos y no seamos unos desgraciados insolventes que viven subsidiados a las arcas de la hacienda de todos. Y finalmente, será que para que todos trabajemos se necesita que se reactive el consumo ciudadano, porque con ello se aumentan los puestos de trabajo, y con ello los sueldos que entran en nuestros hogares, mientras Papá Estado deja de subsidiar a todos aquellos que comienzan a depender de si mismos para ganarse los cuartos con los que comer y comprar.

Será que es que al final vivimos en una espiral consumista, que es el único modelo válido que existe y ha encontrado el hombre, para dar de comer a tantos millones de ciudadanos, concentrados en urbes, que no saben siquiera la forma real que tiene una gallina…

2 Comentarios:

    Es un círculo vicioso que se nutre a sí mismo y que no se puede romper de la noche a la mañana.

    @Javier no se puede romper ni rápido ni despacio. Es la economía en su más pura expresión amigo mio...

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