Desde que a mediados de 2008 servidor de ustedes tuvo la mala suerte de saborear la derrota de lo que significaba estar en el paro, se han sucedido alternativamente sensaciones contradictorias en lo que respecta a la forma de ver a los parados y la propia situación económica según he estado incluido en las listas del INEM o trabajando.

A finales de 2007 las listas del paro ya iban in crescendo sin que a mi particularmente me llegaran a afectar de verdad dichos datos.

Uno escuchaba puntualmente los datos del paro, su aumento progresivo, el gradual decaimiento de la economía en todo el mundo. Pero cada día se volvía a levantar por la mañana y acudía presto y dispuesto a su trabajo, sabedor de que todo aquello que se contaba distaba mucho ni siquiera de llegar a rozarle. Uno vivía en una burbuja de la que pronto sería sacado a la fuerza y que lo mantenía en una realidad totalmente diferente de la que otros seres humanos eran víctimas.

No se como explicarlo, simplemente para mi eran datos, como cuando puntualmente los Lunes se dan los de los accidentes de tráfico. La cifra del aumento de parados tenía la misma repercusión en mi que la de las víctimas en accidente de tráfico. Una sensación de pena y dolor concentrada exclusivamente en un par de minutos después de saber la cifra. Después, como por arte de magia, el pesar, la rabia y la desazón desaparecían sin dejar rastro para centrar de nuevo mis preocupaciones otras situaciones, declaraciones políticas y demás ruido mediático que actuaban a modo de parabán y me impedían ver de verdad la realidad que me rodeaba.

Eso cambiaría en Mayo de 2008.

En éste mes me iba al paro despedido de la empresa en la que había trabajado durante cinco años por culpa de la acuciante crisis inmobiliaria que todos estamos sufriendo. Ni aún en ese momento era yo consciente de lo que le estaba ocurriendo de verdad a mi vida, de los cambios que esta nueva situación iban a provocar en ella, y tampoco la gravedad de las venideras situaciones que me deparaba el destino.

Un mes después curiosamente me llamaban del INEM (la única vez que me ha ocurrido eso) y me ofrecían un trabajo de sustitución de 26 días. Lo acepté sin rechistar ya que supuse, eran una buena forma de contratar a la gente para saber si servían para la empresa o no. Lamentablemente veintiséis días después descubrí que aquello de prueba no tenía nada y que la empresa había ido con la verdad por delante desde el principio. Volvieron los que estaban en vacaciones y servidor volvía al agujero del que más pronto que tarde tendría que salir, aunque ahora se le antojara que más que pronto sería tarde. Me volvía a equivocar.

Un mes después de acabar la sustitución encontré empleo de la forma en la que lo hacen el 99% de los mortales, a través de un amigo.  Os presenté mi casa rodante aquella vez. El post lo escribí un mes antes de volver a saborear las delicias del paro y el arrinconamiento social que otorga dicha situación laboral. En ese momento fui ya consciente de verdad de la crueldad de la situación que vivía.

Pero aún así volvía a encontrar un empleo a través de otro amigo un mes después, aunque lamentablemente se iba a ir todo al traste debido a una bajada de precios a los transportistas tres días después de entrar yo en la empresa y el dulce sabor de boca que significó encontrar empleo se fue al garete tan rápido como había llegado.

Y tras ello siete meses de paro.

Y fue en esos siete meses donde uno se dio cuenta de verdad de la masacre laboral que se estaba cociendo en este país. En esos siete meses me dispuse a buscar empleo denodadamente y todos y cada uno de los días de esos meses volví derrotado por la realidad a casa. Eso si, he de reconocer que gracias a esos ires y venires diarios por las empresas, comencé a sembrar lo que después se convertiría en mi tabla de salvación.

Y lo digo porque las dos veces que después he encontrado trabajo ha sido mediante el tercer método de búsqueda de empleo que se puede utilizar por parte de un parado, los curriculums vitae.

En Mayo de 2009 me llamaban de una empresa de Algemesí, Colchones Mivis, para hacerme la entrevista de trabajo más surrealista que jamás hubiese pensado. Comencé a trabajar allí hasta el 30 de Diciembre de ese mismo año, fecha en la que le devolvieron el carné a uno de sus chóferes y que resultó el motivo principal de mi despedida. La empresa hubiese continuado contando conmigo de no haber sido por la crisis económica, pero las cosas no estaban para echar cohetes y así me despidieron de nuevo.

Durante los seis meses que estuve trabajando pensando que la cosa iba para seguido, la percepción que tuve de la crisis fue diametralmente distinta de la que tenía mientras estaba en el paro.

Los mismos datos económicos, el mismo aumento de parados, pero el tener trabajo actuaba a modo de parabán e impedía que esos datos  me afectaran del mismo modo que cuando estaba parado.

Pero cuando finalmente fui despedido de nuevo, esos mismos datos y cifras comenzaron a afectarme del mismo modo que hacía medio año. Sin calmantes ni anestesia, lo que antes eran solo cifras se volvieron de nuevo premoniciones tenebrosas del futuro que me esperaba. La suerte estaba echada y el paro era de nuevo la casilla de salida de un nuevo viaje hacia ninguna parte.

Dos meses y pico después, de nuevo mediante un curriculum, volvía a encontrar trabajo, esta vez en el lugar que ahora ocupo y del que salí esporádicamente en Agosto para darme las vacaciones.

Y desde entonces la percepción de la realidad de la que uno ha sido protagonista ha variado de nuevo hacia la desconexión de la realidad que se vive ahí fuera.

Durante este año he vuelto a ver las cifras del paro desde la distancia, sabedor de que ya no me afectarán hasta más o menos en Agosto del año que viene (tengo el contrato hasta ese mes) y creo que me he vuelto a insensibilizar debido a ello. Las cifras que mensualmente nos cantan los opinadores radiofónicos se han tornado de nuevo en dardos de duración determinada que sólo me afectan durante los dos minutos posteriores a su conocimiento. Tras ello volvemos con los dimes y diretes de los periódicos y políticos y la realidad de cuatro millones y medio de seres humanos en esta país vuelve al pozo del olvidos colectivo del que todos y cada uno de nosotros somos partícipes.

La verdad es que me doy asco a mi mismo.

Durante estos meses he hecho lo mismo que critiqué hace un tiempo y he sido incapaz de sentirme totalmente identificado con los parados. Las guerras ideológicas de los partidos hacen que olvidemos la realidad que nos rodea y le demos importancia a tonterías que solo nos distraen de lo verdaderamente crucial, el bienestar de todos los que ahora malviven en esta hipócrita sociedad de borregos teledirigidos por los políticos.

Ahora es suficiente con unos morritos, un ‘no serán en balde’, o cualquier ocurrencia del político de turno, para que toda la atención que mensualmente se pone en la gente que realmente lo está pasando mal en el pozo del paro, se desvanezca al instante para volver a ponerla en las chorradas electoralistas de unos políticos que ponen toda su capacidad en aquello que menos importante es para la ciudadanía, ganar sus putas elecciones.

3 Comentarios:

    Las realidades son diferentes, es verdad, pero no por ello te tienes que dar asco por tener en este momento trabajo y sentirte insensible ante las cifras. Te digo que nunca he estado en el paro, ni aquí ni en Uruguay (la única vez que estuve sin trabajar y fue por una semana, ha sido el momento en que renuncié a mi empleo para venirme), quizás no me imagine la situación real totalmente, pero si sé como me sentiría si me quedara sin trabajo, sería una catástrofe. Y tienes mucha razón en que en este país (como en otro que conozco bien) es más importante una discusión banal a que la gente no tenga que llevarse a la boca porque no tiene trabajo y tenga que sacar comida de los contenedores (que eso lo he visto toda mi vida y ahora lo estoy volviendo a ver aquí)...en fin...vivimos en un mundo del revés...quizás algún día lo podamos poner al derecho....besos

    Más honesto y más real, imposible. Como siempre "viendo" el mundo como es. Un placer seguir leyéndote.

    Marita es cierto, tal vez eso de darme asco haya sido un poco exagerado, pero es lo que pienso de verdad. Me duele verme reflejado junto a los que no piensan en la suerte que tienen al tener trabajo y eso me mata. Te felicito por esa capacidad de superación que demostraste cuanto viniste para aquí. Cambiar de país no es sencillo aunque se hable la misma lengua, y los que lo hacen merecen el más profundo de los respetos.

    Ángel y yo que me alegro de seguir leyéndote a ti jejeje

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