No hay nada como observar las declaraciones de nuestros políticos, las conclusiones que de ellas sacan los periodistas que hacen de voceros y las reacciones que éstas producen en una ciudadanía mediatizada, embotada en una sobredosis de información masticada y pre-digerida hasta la saciedad, para acabar sucumbiendo a la carcajada salvaje que sufre quien, sin comerlo ni beberlo, no puede más que dar gracias al cielo porque todas las administraciones sean capaces de funcionar sin problema alguno, aún con el hándicap de estar dirigidas por demostrados ineptos circenses especializados en el arte de la pose mirando a la plebe, en lugar de la propia virtud del saber administrativo necesario para, valga la redundancia, administrar el bienestar y los dineros de todos los ciudadanos.

Y es que da asco, que no risa, el ver que a una pregunta en el congreso se responda con una canción y que todo el mundo, incluido el propio presidente de dicha institución, reconozca en los pasillos entre risas y chanzas que aquello, en lugar de un insulto a tan insigne lugar, fue poco menos que una espectacular actuación del vicepresidente en el show diario de sesiones parlamentarias, digno de entrar en los anales de la historia del Congreso de los Diputados.

Hay algunos que son capaces de comparar la canción que cantó Rubalcaba, con los impresionantes discursos de Azaña y demás contemporáneos de la época. Ya ven, yo por mucho que lo intento no logro encontrar el más mínimo parecido entre aquellas intervenciones parlamentarias y la que se produjo el otro día en el Congreso.

Pero lo peor no es eso, sino que el partido de la oposición, principal víctima de la chanza en este país a cuenta de la dichosa cancioncilla, no ha tenido mejor idea que contestar a la burla con una burda copia musical a cuenta de los ERE’s andaluces y las quetchup de antaño.

Hay que ver con qué poco nos entretienen los políticos y lo sencillo que es para ellos hacernos olvidar las cosas importantes que nos deberían ocupar, para sustituirlas por risas, insultos y cortinas de humo, cuya única finalidad es la de mantenernos enfrascados en banales y tangenciales debates que nada de nada aportan al bien común y que de verdad sí necesita nuestra puto país y los pobres ciudadanos, que se ahogan encerrados en sus casas, sin poder irse a ganarse el jornal con el que sentirse realizados.

2 Comentarios:

    Da pena y vergüenza que estos sean los tipos de lo que en buena medida dependa nuestro futuro. Si uno es tonto el otro es más. Podrían dejar las bromitas a un lado, que la situación no está como para tirar cohetes.
    Un Saludo

    @Germán qué podría decirte...¿tenemos lo que nos merecemos?

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