Defrauda a quien aquí escribe contemplar negro sobre blanco lo que todo el mundo adivina pero niega creerse a pies juntillas. Y defrauda porque con situaciones como ésta que ha ocurrido con lo del senador Socialista Curbelo, los medios de comunicación se sitúan en el punto de mira de quienes como yo persisten en su modesta lucha por la existencia de un periodismo de calidad dedicado única y exclusivamente a informar.

Periódicos tan apocados a utilizar calificativos vejatorios referentes a motes o expresiones malsonantes del vocabulario callejero, han optado en esta ocasión por mantener viva hasta la extenuación la presunción de inocencia en todas las transcripciones que de los hechos se hacen en los atestados de la policía con un escuálido e insultante "siempre según el atestado". Un insulto sin más para quienes como yo han tenido que leer textos en los que lo que alguien dijo se convierte en verdad incontestable sin que mediara antes juicio ninguno ni atestado policial cualquiera.

Periódicos que en lugar de decir que el sujeto en cuestión se fue de putas y lo desalojaron los armarios roperos del garito en cuestión porque molestaba a los restantes clientes, se limitan a pasar de puntillas por los detalles del caso y centran su atención en minucias de otro tipo.

Periódicos que omiten que se fue derecho a un  cuartelillo para pedir que se hiciera una redada y detener así a los proxonetas. Que deseó en estado de embriagadez que esos mismos policías muriesen de cáncer mientras los acusaba de terroristas y los amenazaba con represalias por su condición de Senador.

Periódicos, en fin, que hasta le cogen el gustillo a eso de sacar punta a detalles tan despreciables como el que se refiere a ese que dice que la pelea en el puticlub se debió a que éste señor, por llamarlo de alguna forma, se creyó con derecho a "algún paquete del club sin abonar el precio" por su condición de senador electo y que la negativa derivo en una pelea que acabó con él y su hijo en la calle.

¿Tan complicado, señores periodistas, es limitar su trabajo al de informar en lugar de ejercer de pantallas de protección de los políticos por los que besan el suelo que pisan?¿Tan difícil es ganarse la vida de periodista que hasta tienen que tragar con semejantes insultos a la inteligencia?¿Tanto tienen que ganar que hasta a su madre matarían para estar a buenas con el candidato que paga a su medio de comunicación?

Con periodistas como ustedes, chaqueteros, terroristas de la información y tendenciosos agentes del buen hacer de sus políticos, el periodismo está herido de muerte. Nadie, y más ahora con las nuevas tecnologías, ha tenido mejor conciencia de su dependencia del poder, de sus artimañas para salvaguardar a sus testaferros, de su detestable falta de rigor a la hora de desempeñar el trabajo por el que pasaron por la universidad; informar, comprobar y ser un simple reflejo de la realidad.

Ustedes no son periodistas, son simplemente comisarios políticos cuya única finalidad es hacer cambiar el sentido del voto ciudadano en base a informaciones tergiversadas, opiniones incendiarias y vomitivos códigos de conducta referidos al periodismo que eminentemente quedan relegados a la verborrea propias de quienesn ingenuamente piensan que todos nos chupamos el dedo.

Ignorantes, eso es lo que son todos ustedes, unos ignorantes peleles a los que de periodistas no les queda más que el título que una vez consiguieron en una universidad cualquiera. Pena de oficio señores, pena de oficio.

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