ElMosquitero

Yo no se si esto que voy a contarles ahora es algo que intrínsecamente sólo me ocurre a mi, pero desde que esta semana cogí la baja laboral por un enganchón de espalda que me impide estar acostado (me lo prohibió la doctora), he llegado a sentir un estrés test de twitter como nunca antes había sufrido.

Yo utilizo tweetdeck y he de confesar que en estos momentos lo tengo desconectado.

Durante dos días lo he mantenido en marcha y he observado sorprendido cómo había gente que permanentemente se mantenía en línea sin descanso aparente. Incluso he de reconocer que he dejado de seguir a alguno que ya estaba por ahí a las ocho de la mañana y que me tenía el time-line llenito a rebosar a esas horas.

El ‘pí’ que caracteriza a las actualizaciones de esta aplicación de escritorio de Twitter se me ha ido metiendo en la cabeza hasta casi hacer que lo odie profunda e irremediablemente.

Ahora, desde el placentero silencio que me ofrece la desconexión de esta elemental, pero esclavizadora herramienta dospuntocerista, he decidido escribir este post con el que resarcirme de una hiperactiva actividad twittera que casi me ha costado la salud y la escasa capacidad de concentración de la que soy poseedor.

Twitter es bueno, pero pasarse el día en twitter y ver que hay algunos que incluso lo ganan a uno en eso de mandar chorradas estando en el trabajo, mientras un servidor está en casa frente al ordenador y no es capaz de seguir su ritmo…

…perdón pero me voy a dar una vuelta. La verdad es que da igual que acabe de escribir el post o no. La realidad es tan concienzuda que eliminará cualquier rastro del twit que mi feedburner mande automáticamente a la twittersfera cuando éste acabe de ser publicado en el blog, y en poco más de una par de segundos éste será engullido por otros tantos millones de twits que se abrirán paso al unísono esperando captar la pobre y casi insignificante atención de algún que otro usuario, que optará finalmente por hacer un retwit que es lo que últimamente está sustituyendo a los comentarios en los blogs…