El primer error comenzó a fraguarse desde el mismo día que se decidió, en asamblea horizontal, desafiar a las leyes democráticas incumpliendo flagrantemente con la jornada de reflexión. Un movimiento que se autodefinía como regenerador de la democracia no es compatible con una acción que deriva en un choque frontal contra uno de los pilares de la misma.

El siguiente error fue autodefinirse como representantes de un pueblo a quien no consultaron y que demostró unos días después, tras el escrutinio de los votos, que aquellos que permanecían acampados no los repesentaban y que en todo caso, la ciudadanía en general, aceptaba a los políticos como sus legítimos representantes. Evidentemente desde el movimiento no los escucharon.

El siguiente fue el de avivar y reforzar lemas tales como el de "no nos representan", que implicaban en sí mismo una desafección con la clase política que iba invariablemente más allá del simple cabreo ciudadano, y que se acabó convirtiendo en una abrumadora y pestilente moda de deslegitimación representativa que contradecía la voluntad de unos veintidós millones de ciudadanos, que sin embargo no tenían ni voz ni voto en dicho movimiento al no estar allí ni ser escuchados por ellos, por no ser de su agrado lo que dijeron en las urnas.

Otro ha sido el de convertirse en guerrilleros urbanos en franca cruzada contra los políticos, capaces de transformarse en chulescos acosadores perroflauticos decididos a quebrantar del todo sus débiles lazos con el resto de sus conciudadanos, al retratarse a sí mismos como los antisistema que siempre, invariablemente, acabarán siendo los que deciden cambiar el modelo desde fuera, la periferia de la democracia, en lugar de hacerlo desde dentro, desde sus propias instituciones.

Y el último ha sido el de no comprender que a veces hablar de generalidades es sencillo, pero concretar las mismas en fórmulas que tengan posibilidad de convertirse en realidades asumibles por la democracia no lo es tanto. Más cuando en asamblea se cuenta sólo con gente cuya capacidad de reflexión es tan simple, que ve como una posible solución a la crisis encarcelar a los banqueros.

Escribía ayer Angel en su blog algo a cerca del "no nos representan" y nos daba algunas razones por las cuales los políticos no lo representaban a él. Las mías son estas que os he dejado aquí, pero en mi caso es al contrario; son las que hacen que los de #15M no me representen a mi. Así de sencillo y simple.

Como siempre me dijeron los que sabían más que yo, a veces las formas hacen que pierdas la razón. Yo además añado una coletilla; si encima el voto en España crece, quien queda deslegitimado para apoderarse de la voz del pueblo son los del movimiento #15M.

Porque creanme, los indignados comienzan a indignarnos a quienes simplemente creemos, que sólo desde dentro de las instituciones, se puede cambiar la democracia que históricamente tanto se nos resistió.

Así que señores acampados, no hablen en mi nombre. No tiren botellas a la policía en mi nombre. No acampen en mi nombre. Háganlo en el suyo solamente y pagen todo lo que desinteresadamente destrocen en sus manifestaciones, que yo ya pago suficientes impuestos sin que tenga necesidad de que los vea incrementados por culpa de su incivismo y moral distraída.

4 Comentarios:

    Anónimo el 17 de junio de 2011, 15:07 dijo...  

    Leído! No justifico la violencia. Yo no me identifico con los violentos ni con los que viven en una nube de utopías irrealizables. Lo que pido es más tangible, más real, más "posible". No es tan difícil. Entiendo el Movimiento 15M como una acción social, colectiva, plural... cuando no sea así, cuando cualquier grupo de cualquier color pretenda capitalizar el 15M, yo ya no estaré apoyándolo. Respeto a quienes no creen o no ven o no sienten simpatía por lo que está sucediendo, pero pido el mismo respeto para los que sí, para los que vemos una oportunidad. Desde luego, para mí, lo que no es una oportunidad es que las cosas queden tal-cual. De hecho, para mí, lo sucedido en Valencia, que Camps haya sacado mayoría absoluta, es una lamentable "certificación" de la validez de una manera de hacer política que si no es ilegal, roza lo inmoral, que no se basa en la gestión de lo público sino en la lucha por el poder. Conmigo, que no cuenten para eso.

    @Angel Cabrera y en eso tienes razón, pero por ahí hay unos cuantos que simpatizan con el movimiento y que le dan forma que dicen que nadie les representa. Y eso es mentira. Lisa y llanamente mentira, porque si de verdad quisieran que otros les representaran irían a las urnas y votarían a otras formaciones.

    Tú lo hiciste y muchos otros lo hicieron, pero como dije el otro día en un post, la culpa la tienen los once millones que simplemente decidieron irse de birras en lugar de depositar un maldito voto en la urna.

    El "no nos representan" no se mide sólo en las urnas, echa un vistazo a las encuestas del CIS sobre los problemas de los españoles, la clase política está ahí arriba, y por méritos propios, otra cosa es creer que cambiarlo desde dentro es la mejor manera, eso lo puedo compartir aunque cada vez tengo menos esperanza en que eso sea posible.
    P.D. Que la jornada de reflexión sea uno de los pilares... eso es un invento que tiene una utilidad nula en la decisión del voto y que bien harían en quitarlo, no en vano no se cumple, ese día es de los días que más se habla de política en todas las charlas

    @Dondado supongo David en que convendremos que si la ley dice que no hay que manifestarse, lo mínimo es cumplirlo. Aunque ese día yo fui a las manifestaciones, que conste, pero la deriva que ha tomado el 15m me ha desengañado y por eso los posts que escribo desde hace un par de semanas...

    La democracia, no lo dudes, siempre hay que intentar cambiarla desde dentro. Lo otro, hacerlo desde las plazas, sólo puede llevarnos a la desgracia.

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