Pocas cosas deberían darnos más miedo en este mundo, que un señor destinado a dirigir a toda una nación que no aceptara consejos de sus próximos. Un señor cuya altiva mirada y encorvada figura muestran a un animal político presto para enfrentarse certeramente a cualquier incidencia surgida de la imprevisibilidad del día a día. Un arquetipo otrora del Felipismo y hoy en día del Zapaterismo. Un señor que dentro de muy poco, tanto como se mantenga al frente de la Vicepresidencia del Gobierno, deberá comenzar a fraguar el "ismo" con el que finiquitar su dilatada y reconocida carrera política en este país.

Si tuviéramos que elegir una palabra para definir a todos los políticos del mundo esa sería ni más ni menos que la de "administradores". En el mundo en que vivimos, ser médico no es esencial para ser Ministro de Sanidad. Ni siquiera se necesita tener un título universitario, haber ejemplos los hay y no muy lejos. Sencillamente lo que se le pide a un ministro es que sepa administrar los dineros públicos y que se rodee de gente inteligente, ducha en el ámbito que va a  desempeñar, que le aconsejen en las decisiones a tomar.

Y es ésta última parte del cometido de cualquier político, la de dejarse aconsejar, la que hoy a dilapidado resueltamente P. (como quiere que le llamen ahora) al contestar con un envenenado "agradezco los consejos, pero que se los ahorren" a todo un ex-Presidente Felipe Gonzalez, correligionario suyo y santón donde los haya en la caverna del PSOE, que respondió ayer con dos monosílabos, que muy bien  podríamos haber certificado todos y cada uno de nosotros, a la pregunta que le inquería sobre cuando debería marcharse del gobierno P. para preparar su candidatura.

Mal va señor P. Y no porque lo tenga más mal que un piojo en una calva a la hora de remontar en las elecciones. Sino porque a usted la altanería, el complejo de superioridad y el síndrome de la Moncloa le han afectado aún incluso antes de legitimamente haber tenido derecho a pasar una noche en ella.

1 Comentarios:

    Quien no acepte consejos atenta contra la democracia, hay que replantear asa actitud.

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