ElMosquitero

O España no es tan de izquierdas como siempre nos han querido hacer creer, o toda la derecha rancia de este país se ha puesto de acuerdo para llamar a las tertulias, de todas y cada una de las radios de España, para decir que comprenden y aceptan los recortes sociales que el presidente Zapatero ha puesto sobre la mesa.

O eso, o la realidad es que la mayoría de los ciudadanos dicen que son de izquierdas con la boquita pequeña y porque mola mucho decirlo en público, pero son capaces de actuar tal cual se supone que lo haría la derecha de corbata y blody mery, aceptarlo y hasta defenderlo en público, dando así un tripe salto mortal sin red en sus creídas convicciones izquierdistas, que hacen tambalear el propio significado de las siglas del partido al dicen siempre haber votado.

Pasmado, que no es poco, me he quedado estos dos días escuchando oyentes en todas y cada una de las emisoras importante nacionales. Pero sobre todas la que más me ha traspuesto ha sido la SER.

Allí han llamado funcionarios que han dicho comprender y aceptar el recorte. Jubilados que han comprendido enseguida la urgencia de las medidas a adoptar. Ciudadanos que han puesto su cinturón al servicio del bien común de todos nosotros y que por tanto han dado una lección insuperable a nuestros políticos sobre lo que significan las palabras resignación, compromiso y sacrificio.

Que no nos engañen las cifras, un 15% de un salario de un ministro no tiene nada que ver con un 5% de un salario de un funcionario mileurista. Y de esos han llamado muchos a las radios en estos dos días aceptando la nueva situación.

Lo peor es que a mi ahora Zapatero me inspira lástima.

No es que ahora crea que las críticas a Zapatero son infundadas. Solo es que cuando una persona rectifica, sea la cosa que sea esa en la que se ha visto forzado a dar marcha atrás, ésta merece el aplauso de los demás como reconocimiento.

Estaremos más o menos de acuerdo con las medidas tomadas, pero no caigan en la tentación de mortificar a un hombre que siempre actuó bajo el mandato de sus convicciones, fueran estas acertadas o no, y acepten con señorío la rectificación como si de una victoria se tratara.

Dicen que cuando un equipo de futbol gana ya tres a cero a su contrincante, éste suele levantar el pie y dejar correr los minutos con calma hasta que el árbitro dictamine el final del partido. Eso le otorga al equipo ganador señorío y reconocimiento por parte de sus adversarios. Saben desde ese momento que contra ellos se podrá perder, pero nunca acabarán humillados.

Que se cuide el señor Rajoy de humillar ahora a Zapatero.

Que aprenda de esos equipos de futbol y que suavice sus posiciones. Ser un muro en el que todo rebota tiene sus ventajas siempre y cuando quien lanza los golpes es fuerte y se siente respaldado. Ahora el vencido lanza pelotas sí, pero casi sin fuerza, y creo que es hora de dulcificar un tanto las posiciones para poder llegar a algún acuerdo real.

El paso que era impensable ya está dado.

La izquierda ha recortado los derechos sociales. Ahora Rajoy no tiene ninguna excusa para no llegar a algún acuerdo si éste se tercia. Esta vez la estrategia del ‘no’ ya no es la adecuada.