ElMosquitero

Ya cuando hace unos años se le concedió el premio Príncipe de Asturias a Fernando Alonso (¡ojo! que yo soy tan Alonsista como el que más), comencé a percibir ciertos movimientos populistas en cosas entre las que solo los méritos deberían dar o quitar premios. En aquella ocasión fue el premio Príncipe de Asturias, que le fue otorgado a quien ni siquiera había ganado aún el mundial de pilotos y que hizo que la pertiguista Yelena Isinbayeva, protagonista de dieciocho records del mundo en su especialidad, se quedara en la cuneta. Bueno no solo ella, también de los recordadísimos por todos Rafael Nadal, Carlos Sainz, André Agassi, Fermín Cacho, David Cal y Ángel Nieto.

Ayer se confirmó, por la sorpresa que me ha provocado dicho nombramiento, que dicha percepción populista no era solo una cuestión nacional.

Los Nobel, esos premios por los que científicos de todo el mundo han suspirado alguna vez en su vida, se rebajaron hasta el barro de la vulgaridad más extrema al decantar su premio hacia un político acabado de llegar al poder y que nada, absolutamente nada de lo que ha hecho, es reseñable para que pueda ostentar con dignidad el premio que se le acaba de conceder, el Nobel de la Paz.

Solo una pregunta, si ahora Obama se decide a hacer caso a los militares que le piden más tropas para Afganistán (y ¡ojo! que yo también soy de los que creen que hay que estar allí)...¿defenderá esa medida, la guerra, como una forma de luchar por la paz en el mundo? Y si es así…¿Cual es la diferencia entre Bush y Obama?¿solo el color político que los diferencia?

No se, por mencionar solo unos pocos de los que optaban este año al premio, estaban:

• La Coalición Contra las Bombas de Racimo. Esas a las que son tan aficionados los EEUU y demás potencias mundiales.
• La opositora Colombiana Piedad Córdoba. Capaz de mediar con las FARC para la liberación de rehenes.
• O los activistas Chinos Hu Jia. Detenido cuando trataba de colocar una ofrenda floral en la plaza de Tiananmen en la memoria de las víctimas de la masacre de 1989, y por ser uno de los que ayudó a difundir el escándalo aquel de las transfusiones de sangre contagiada de VIH. Y Gao Zhiseng, abogado chino que escribió una carta a los legisladores Americanos en espera de su respuesta sobre la constante China de los derechos humanos en casos de desastre.

Cualquiera de ellos, a mi parecer, hubiera merecido más que el señor Obama el premio Nobel. Y pensar lo contrario, lejos de representar tener una mente abierta a nuevas posibilidades, denota seguidismo, simplismo y un marcado carácter político en las decisiones que cada cual toma.