Leyendo el artículo que hoy publica Juan Miguel Muñoz en El País, me sorprendo al encontrar en un mismo párrafo dos frases antológicamente opuestas, que sin embargo, son enlazadas una tras otra sin pudor ni rubor alguno en un interesado intento de dar a entender que la deriva Islamista que la revolución Libia está tomando es sólo testimonial y provocada únicamente por el conservadurismo religioso predominante entre la sociedad de ese país.
....el programa esbozado por el CNT establece que Libia es un Estado con el islam como religión oficial y la sharia como fuente principal de la legislación. Un aspecto que no provoca ningún rechazo en una sociedad profundamente conservadora y donde los sentimientos religiosos -durante cuatro décadas de dictadura- han aflorado con enorme vigor. Por lo demás, el plan describe un Estado homologable a las democracias europeas. Se garantizarán la igualdad ante la ley, las libertades de expresión, de manifestación y de formación de partidos y organizaciones; se protegerán los derechos de las minorías, y se prohibirá la discriminación por razones ideológicas, étnicas, religiosas y de género o filiación tribal....
No logro saber cómo se podrá conciliar la igualdad en un país cuyas leyes nacen de La Sharia. Más cuando la propia Sharia dictamina una serie de reglas que penalizan comportamientos femeninos tales como:
  • La mujer debe esconder su belleza de los que no son su “Máharim” (personas entre las que el matrimonio sería ilegítimo por razones de parentesco).
  • El engalanamiento.
  • Saludar a los hombres que no son “Máharim”.
  • Quedarse sola con un hombre extraño.
  • No bajar la mirada.
  • La mujer que habiendo sido violada no sea capaz de aportar cuatro testigos que corroboren su testimonio será culpable de adulterio.
Y tampoco cómo se puede decir que bajo la influencia de una ley como La Sharia se estará cerca de la Democracia Occidental, cuando por ejemplo en ésta se penalizan cuestiones como:
  • El ser homosexual.
  • La desobediencia de las mujeres hacia sus maridos o padres.
  • Las relaciones con infieles.
  • El no cumplimiento de las normas de vestimenta de las mujeres, que en caso de ser violadas, pasan a ser culpables e incitadores de tal acto.
  • La palabra de una mujer en un caso de adulterio no tendrá validez.
  • La palabra de una mujer en un juicio vale la mitad que la de un hombre.
Sea como sea no encuentro forma alguna de entrelazar dos formas de entender el mundo tan distintas.

En fin, yo no puedo hacer más.

3 Comentarios:

    Cuando comenzó la "primavera árabe" sólo tuve una preocupación... "a río revuelto ganancia de integristas" (espero seguir equivocándome).

    Un abrazo

    @Javier Sanz coincido contigo, también lo dije yo cuando en Egipto se alegraban tanto de la caída de Mubarak...y ya han quemado alguna que otra iglesia....

    Los árabes viviendo en democracia?... puede ser que algún día, e igual ese día mean las gallinas o los pajaritos empreñan.

    A mí tachenme de lo que quieran, pero yo creo que eso es IMPOSIBLE.

Publicar un comentario