Esta vez no pondré por qué tengo un blog. No pondré para quién lo escribo. No pondré para qué lo escribo. No diré qué significa para mí. No esperaré que tú me lo digas. No malgastaré ni una pulsación del teclado para repetir lo que tantas veces he escrito aquí. 

Esta vez procuraré que tú adivines por qué tengo el blog.

Procuraré que entiendas que lo escrito puede estar destinado a ti. Procuraré que comprendas para qué lo escribo. Procuraré que sepas qué significa para mí. Procuraré que tú no intentes decirme eso. Procuraré escribirlo sin repetirme de nuevo. Procuraré hacerlo de una forma diferente.

Esta vez, tú te harás una idea de lo que esto significa para mí sin que yo te guie para que lo comprendas. Apreciarás todo lo que aquí se ha escrito, sin necesidad de calificar su escritura, su sentido, o su veracidad.

No intentarás comentar esta entrada, porque esta entrada no necesita comentarios.

No lo intentarás, porque todo lo que tengas que decirme, deberías recordarlo cuando vuelvas a tu blog. Porque todo lo que puedas decirme te lo estarás diciendo a ti mismo. Porque tú y yo somos iguales.

Convivimos en este universo. Compartimos todo lo que se nos ocurre escribir en este papel en blanco que es nuestro blog. Porque compartimos las mismas letras, conversamos sobre ellas, las interpretamos a nuestra manera, las acariciamos con la mirada y nos empapamos con ellas.

Puede que sí quieras, finalmente, poner tu comentario.

Pero recuerda que todo lo que vayas a poner aquí deberías ponerlo en tu blog. Para que todos tus lectores se hagan la misma pregunta que ahora tú te haces. Para que ellos comprendan, que todos y cada uno, tiene el mismo derecho a disfrutar con sus blogs.

Que todos tenemos nuestro propio motivo para hacerlo. Que todos sabemos para qué lo hacemos. Que nadie debería someterse al juicio de nadie para que éste aprobara sus motivos para hacerlo. Que nadie tiene derecho a juzgar tu motivo. Que nadie está sobre ti en este universo, llamado Blogosfera.

En el momento en que esperes la aprobación de cualquiera para bloguear dejarás de ser bloguer y pasarás a ser un simple tipo que escribe. Bloguea sin esperar palmaditas en la espalda. No las busques. Lo que hoy pueden ser las ansiadas palmaditas, mañana pueden tornarse puñaladas.

La blogosfera no dista mucho de las selva de Amazonas.

Todo cuanto aquí te puedas encontrar puede ser venenoso. Te puedes perder en lo más profundo de ella si lo único que has buscado ha sido su árbol más alto. Porque puede que el día que lo encuentres, lo único que veas sean millones de arboles más pequeños que te impidan ver el horizonte. Porque puede que finalmente aprendas que lo que tienes que hacer es disfrutar de ella.

Porque al final caerás en la cuenta de que lo importante de tu paso por aquí no habrá sido nunca el convertirte en su dueño. Porque finalmente apreciarás que lo mejor que te pudo pasar fue el convertirte en uno más de los millones que le dieron forma.

Pd: Un post un tanto actualizado que escribí hace más de tres años y medio en mi antiguo Zoomblog y que sorprendentemente aún determina eficientemente mi particular forma de ver la blogosfera y el blogging.

6 Comentarios:

    pues con todo el cinismo del mundo, me ha gustado tanto tu entrada perfectamente añejada, que me la robare, y la publicare en mi blog, y al final tu nombre se vera chingonsisimamente grande porque a todo mundo le presumire que te la copie, te dejo un abrazo!!

    Hola, Antonio, no puedo estar más de acuerdo con lo que dices.
    Recibe un abrazo enorme.
    Rampy

    @Lord Vyzarro y @RAMPY, no hará falta que os diga entonces que esto del blogging es una pasión para mi jejeje

    Y de eso que te fumabas cuando escribiste esto aun te queda algo? jejeje, por que compartir forma parte de esto de bloggear

    @antonio no me queda nada, lo terminé todo para poder parir este post jejeje

    Me ha gustado mucho, mucho esta vez.
    Un saludo Toni

Publicar un comentario