Estamos ya muy cerca del fin de año y la blogosfera está sufriendo uno de sus acostumbrados terremotos por un artículo que alguien ha escrito y con el que muchos hemos estado en total desacuerdo.

el caso bocabit Estas cosas suelen pasar muchas veces.

Uno se enfada con alguien, intenta hacer una entrada que explique exactamente cual es el sentido de su enfado, y movido por la rabia y la creencia de la posesión de la verdad, acaba generalizando una percepción sobre alguien involucrando a mucha más gente que nada, o casi nada, tenían que ver con lo que allí se estaba contando.

El caso es que este chico, una vez caído en el error de no rectificar de la forma correcta, está recibiendo un apaleamiento generalizado de gente que se ha sentido ofendida por algo que él ha intentado rectificar. Es cierto que no lo ha echo bien, eso es verdad, pero creo que el apaleamiento público al que está siendo sometido no es acorde a la falta cometida.

¿De verdad, como he leído por ahí, una sola entrada es capaz de transmitir a la verdadera persona que hay detrás de un blog?

Yo creo que esa apreciación se hace desde la ignorancia del que nunca se moja en su blog. De aquel que nunca opina sobre nada. De aquel para quien equivocarse es algo tan improbable, como que en su blog aparezca una opinión diferente a la de la mayoría de sus lectores.

La gente que es capaz de saber como es el autor de un blog por un solo artículo, al que ha llegado desde la referencia de otros, y se siente con la razón necesaria para crucificar públicamente a este en un comentario, amparándose en un error que el segundo ha intentado subsanar de forma totalmente desacertada, no es más que gente que para nada merece atención alguna.

¿Se han parado ustedes a opinar alguna vez en sus vidas?¿Han intentado dejar de lado sus historias, sus viajes, sus cuentos personales, sus poesías, el relato de su vida, y han intentado dejar plasmado en ese blog suyo una opinión sobre cualquier cosa?

Yo creo que no. Porque si lo hubiesen echo alguna vez en su vida, sabrían que a veces uno falla al intentar explicarse. Y falla porque para dejar meridianamente clara su postura, la tendencia natural de las personas es hacia la generalización de un concepto.

O si, es muy bonito y estimulante dejar un comentario en los blogs de los grandes, para dejar claro tu repudio hacia otro bloguer que se equivocó en su forma de expresarse. Si, es muy bonito ver tu nombre al lado del de estos, en su denuncia a ese pobre diablo que una vez se equivocó y al que no conocíamos de nada, para observar como sus lectores nos leen el comentario y vienen raudos hacia nuestro blog, para leer a ese tipo que tan ardua defensa ha echo de algo que no es más que un simple error al intentar expresarse.

Parece mentira que una vez escrita una entrada criticando a The-Roker por su artículo, deba escribir una segunda para defenderlo de esta gente.

Hay veces en las que uno piensa que la gente, cuando decide cebarse con alguien, lo hace desde la supuesta seguridad de que si los grandes están en su contra tendrán un escudo protector que los mantendrá a salvo de las consecuencias de sus comentarios.

Pues no amigos míos. Aquí no hay pequeños y grandes, solo bloguers, y tanta responsabilidad tiene uno por escribir una entrada incendiaria, como los demás por apedrear públicamente al primero escondiéndose entre los comentarios de los blogs de los grandes.

Podemos criticar la forma en que generalizó en un principio, pero no toda la entrada.

Y por supuesto no podemos ver a la verdadera persona que hay detrás de un blog solo por un artículo que ha resultado ser un error. Eso lo hace la gente que no tiene ni idea de lo que es mojarse en los blogs. De los que solo se dedican a la mediocridad en sus respectivas bitácoras. Gente que se apoya en la masa que forma una corriente de opinión, para aparentar defender cosas por las que no perderá ni un solo segundo en su blog.

¿Quieren que les diga la verdad?

En estas situaciones es cuando uno se siente tentado de defender lo indefendible y ponerse al lado de la gente que a trompicones ha decidido reconocer su error. Es cierto que su arrepentimiento es demasiado sutil para la acusación que formuló al principio en su artículo, pero no es menos cierto que al menos este se ha producido.

¿Qué quieren, una nota de prensa pública de perdón, un harakiri blogueriano?

Yo creo que erran ustedes ante tamaña pretensión. Entre otras cosas, porque alguna vez en sus vidas tendrán que mojarse por algo y entonces amigos míos, estense preparados, porque siempre habrá alguien dispuesto a sacarle punta al lápiz y martirizarlos hasta su propia extenuación.

Les llamarán xenófobos, racistas e incluso no tendrán derecho de réplica, porque se supone que ustedes ya han dicho todo lo que tenían que decir en su entrada.

¿Que no comprenden el sentido de esta entrada?

Claro, ustedes no piensan, se dejan arrastrar por la corriente, ¿como van a entender nada? Opinen en sus blog y dejen de alabar a quienes simplemente decidieron denunciar un echo. No hagan leña del árbol caído solo porque todos señalan a ese árbol como único culpable.

Intenten ponerse en su situación, intenten opinar sobre cualquier cosa. Y cuando se cercioren de que con su opinión no ofenden a nadie vengan a este humilde blog y díganme como lo han echo, porque de seguro que servidor se lo agradecerá con una caña en el bar de aquí debajo de mi casa.

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