ElMosquitero

Esta semana he visto cómo de nuevo la opinión de todos nosotros se veía coartada por la querencia de unos medios de comunicación de tener un chivo expiatorio al que colgarle el muerto del desastre aéreo que unos cuantos cientos de miles de usuarios han sufrido este fin de semana.

Es cierto, los controladores se han pasado tres pueblos, han perdido la razón y la escasa afinidad que algunos les tenían por poner en marcha una huelga salvaje que a todas luces no sólo perjudicaba a la ciudadanía Española, sino también a parte de la extranjera que sí o sí debían transitar por el espacio aéreo Español y que no pudieron por encontrarse éste cerrado.

Lo curioso es que mientras en los medios Españoles, los nuestros, se ha dado prioridad a las descargas de adrenalina que sufrían los usuarios en tierra, desde el sindicato de los controladores europeos (ATCEUC) han hecho patente su indignación ante el atropello que estaban sufriendo sus compañeros Españoles.

No en vano, y siempre según fuentes bien informadas, en España entre un tercio y la mitad de las horas que un controlador trabaja son extraordinarias. Y no precisamente porque ese mismo controlador esté dispuesto a hacerlas, sino porque AENA siempre ha declinado aumentar su plantilla en número suficiente para que éstos tuvieran que dejar de hacerlas.

Por tanto, al resultar que las horas extraordinarias se pagan a un precio tres veces superiores al de las ordinarias, es de cajón que los sueldos de éstos subieran lo suficiente como para que cualquier Ministro del tres al cuarto con complejo izquierdista y decidido a dar muerte al rico, los pusiera en el ojo del huracán aún a sabiendas de que fueron ellos, los políticos y no los trabajadores, quienes dotaron de los sueldos que reciben a los que ahora han acabado arrojando a los pies de los caballos.

Además y siempre según la misma fuente, TVE, el Real Decreto que el Gobierno aprobó en Julio y que fue el detonante final de esta crisis no sólo limita los derechos laborales de los controladores, sino que se convirtió en la espada de Damocles que se colocó sobre el pescuezo de todos, usuarios y controladores, debido únicamente al error de cálculo que sufrió el Gobierno al especificar las horas que deberían ser trabajadas para disminuir los sueldos hasta una media de 200000 Euros al año.

Para ello se mantuvo el límite de horas de 1670 anuales, pero a su vez se redujo el de extraordinarias de 600 a 80, lo que llevó a que en ciertas torres de control se incluyera en los turnos a personal que ya no disponía de horas extraordinarias con las que trabajar y que se vieron forzados a no hacerlo ya que como dijo el mismo Zamit hace unos meses…

Los controladores que se pasan de horas no podrán acudir a prestar su servicio por las implicaciones jurídicas que esto tiene. La ley impide que se siga trabajando

Y eso ocurrió en Noviembre en las torres de control Gallegas. Torres que se vieron forzadas a cerrar por culpa de la falta de horas de sus trabajadores y que pusieron sobre aviso al gobierno de lo que podría ocurrir, como bien dijo el propio sindicato USCA en esos días, en gran parte del espacio aéreo Español.

Pero el Gobierno hizo caso omiso de las advertencias de éste sindicato y decidió que no había que hacer nada. Pero eso sí, el pasado 3 de Diciembre decidió publicar en el BOE un Real Decreto que fue el que acabo con la la posi8bilidad de cualquier acuerdo y se anunció la privatización del 30% de AENA y los aeropuertos y la supresión con efectos retroactivos de bajas, permisos, reducciones de jornada laboral por motivos de maternidad con el objetivo de aumentar  el número de horas ordinarias que aún les quedaban a los controladores.

Y ahora digo yo.

Cuantos de nosotros no nos hemos cabreado cuando nuestros jefes han decidido cambiar sobre la marcha nuestras condiciones laborales. Cómo puede ser que los propios trabajadores estén a favor de la reducción de un salario sacado de una negociación colectiva entre sindicatos y empresa y nos escandalicemos por algo que ni siquiera los que no viajamos en avión pagamos, ya que lo hacen quienes pagan las tasas de embarque.

Cómo podemos ser tan miserables para acabar creyendo a pies juntillas lo que unos políticos acorralados y encadenados a unas medidas cortoplacistas se han lanzado a proclamar a los cuatro vientos ignorando a la vez a la otra parte en conflicto, que será verdad que ha cometido un error garrafal al abandonar las torres de control, pero que se está viendo apaleada por una opinión pública que en lugar de crecer y aprender a discernir sobre lo que es o no verdad, es más propensa a que le den el pan y circo con el que antaño Roma deleitaba a sus súbditos…