Está mañana me he ido de excursión. He llenado una mochila con unas cuantas cosas y me he presentado en una escuela de negocios de los mejorcito de Madrid. He entrado dando los buenos días,  en un aula, y me he sentado en la última fila. Como la clase ya había comenzado me han preguntado qué hacía allí. Les he dicho que asistir a la clase, que me han dicho que eran de las mejores de Europa, que me serviría para adquirir un gran conocimiento, y que igual mejoraba mi posición profesional. Aunque le he aclarado al señor profesor que para nada ese era mi objetivo.

Así ha dado comienzo una de los posts más irónicos y clarificadores que se han escrito en estos días a propósito de la ley Sinde y la increíble discusión sobre las cosas que son cultura y las que no, y lo que es compartir o robar.

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