En el día en que yo mismo me preguntaba cómo demonios era posible que un engendro como servidor de ustedes tuviese empleo mientras una hermosa flor de loto, con una licenciatura química bajo el brazo, se veía obligada a conformarse con limpiar escaleras, cae a mis manos por medio de los periódicos que la ONU ha decidido resolver sobre el conflicto Libio.

Lo curioso no es que el mundo no se hiciera eco de mi reflexión matutina, engendrada al abrigo de las cuatro chapas de metal que dan forma a la cabina del camión y que me cobijaban mientras me desperezaba, al albur un amanecer sin nubes, en una pequeña ciudad como Fuendejalón, sino que tras producirse la mentada resolución, el apocalipsis Japonés y la seguridad nuclear del mundo mundial pasaran indefectiblemente a un descarado segundo plano borrando del mapa crisis nucleares y muertes de civiles a causa del mayor desastre natural de los últimos años.

Por ser aquello una chorrada y debido además a la evidente falta de capacidad de influencia de quien parió semejante reflexión, yo mismo, se podría comprender que lo que yo dijese no tuviese repercusión alguna en bolsas o tertulias de radio. Pero de ahí a observar tal capacidad de abstracción del sufrimiento ajeno en quienes después de hartan de proclamar lo duro que es para algunos de ellos cubrir semejantes catástrofes hay un trecho bien largo.

Eso sí, tampoco deberíamos poner el grito en el cielo tan pronto. Si no recuerdo mal, hasta el pasado Viernes la noticia era Libia. Y el mismo Viernes noche Libia pasó de ser presente y futuro próximo inmediato, a convertirse en una noticia cargante para casi todos, que convenía olvidar para dejar espacio en el córtex cerebral de la plebe en el que poder grabar pánicos apocalípticos manifestados en terremotos y tsunamis y más tarde amaneceres nucleares mundiales capaces de poner en tela de juicio hasta los reactores plantados a más de 800 metros de altura.

En cinco días hemos pasado de la rabia contra el dictador que ayer dijo que iba a entrar en no se qué ciudad como Franco en Madrid, al nudo en la garganta provocado por la lástima hacia un pueblo al que el mundo bajo sus pies se le movió cuatro metros hacia un lado y una ola de diez metros les barrió de la costa, al pánico e incluso al olvido de los propios Japoneses que sufrieron el quinto terremoto más grande de la historia y que sustituimos por una hecatombe nuclear que aún no ha llegado a materializarse y que hoy repentinamente hemos vuelto a olvidar, para desgracia del Coronel Libio poseído por un tal Franco, que soñó de nuevo con volver a la vida para manifestarse ahora en la haima que en su anterior vida siempre odió.

Por muy informados que nos creamos siempre acabamos sucumbiendo a los designios de la veleta mediática de quienes acabamos rehuyendo para creernos más libres. Por ello lo curioso de esta semana no es que todo ello ocurra, sino que mañana sepamos a ciencia cierta que todo volverá a ocurrir en sus mismos términos y ninguno de nosotros será capaz de revolverse en contra de la dirección del rebaño de ovejas en que todos nos hemos convertido.

Cierto, no podemos estar a todas, pero al menos creo que deberíamos resistirnos con un poco más de ahínco a la querencia de la moviola de noticias que viaja en tren bala y que a todos sin piedad nos arrolla a su paso.

4 Comentarios:

    La información no deja de ser un negocio y los medios de comunicación una de sus herramientas.

    Sigue sin gustarme la idea de asumir que se lo que quieren que sepa. Creo que nunca me acostumbraré a esa sensación.

    Antonio, crítica y profunda reflexión matutina que refleja una situación nada paositiva.

    Un abrazo muy grande y feliz fin de semana :)

    La verdad es que si, que uno se siente controlado. Sabemos lo que quieren que sepamos. Nada mas (bueno casi).
    Un Saludo.

    A las seis de la mañana, hora en la que mi mujer me ha levantado de la cama para ir a Valencia a ver fallas (que ya hay cojones) os digo:

    Está claro que siempre sabremos lo que los medios permitan que sepamos. Y también que siempre lo haremos desde la óptica que a ellos les permita mantener la sartén por el mango. Incluso diría más, sabremos más de nuestro alrededor por nosotros mismos que de Libia por medio de ellos. Y eso, aunque una cosa obvia que a ninguno se nos debería escapar, es de difícil comprensión para más de uno de los que se creen bien informados.

    Los medios, lo queramos o no, monopolizan la información entre otras cosas por la sencilla razón de que son ellos y no nosotros quienes tienen corresponsales alrededor del mundo. Y aunque twitter se está destapando últimamente como una herramienta de comunicación con la suficiente embergadura como para hacerla correa de trasmisión de una especia de medio del pueblo llano para el pueblo llano, no dejará nunca de tener el handicap de que estará utilizado por gente que como máximo podrá observar lo que haya a dos o tres kilómetros a la redonda de su casa.

    Y ahora marcho hasta la tarde que la mujer ya se está poniendo nerviosa :) (que no se ha levantado ella a las seis para verme aporrear el teclado dice ¡como si yo hubiese tenido opción a levantarme más tarde!)

    Hola Antonio.
    Pues sí, manda cojones que pa' un día que puede quedarse uno guardando catre...
    Un saludo.

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