Quería escribir unas palabras referentes a Twitter y su quinto aniversario. Lo quería hacer del modo que se suelen hacer estas cosas, alagando a la herramienta por encima de los usuarios que le dan uso. Magnificando sus parabienes y minimizando sus fallas. He intentado escribir un post falso que mis dedos se han opuesto a teclear.

Lo cierto es que cuando me hice el twitter le cogí manía. Es cierto. No comprendía cómo podía ser que alguien hubiese decidido publicitar una herramienta que invitaba descaradamente a acortar las palabras para que las frases cupiesen entre los ciento cuarenta caracteres que la limitaban. Más cuando la blogosfera se llenaba a diario de hoygans que incluso escribían sus posts en formato SMS.  No me gustaba e incluso recuerdo haber escrito algún que otro post poniéndola a caer de un burro. Ya ven la visión de futuro que me gasto. Todo un adelantado a mi época.

El caso es que me he dicho, “como parabienes el twitter tendrá a punta porrillo estos días, pues lo pondremos a parir de nuevo para no perder la costumbre”. Y entonces he recordado que ahora el twitter es famoso. Que todos hablan de él y que hasta en algunos lugares vociferan que si esto o lo otro es TT para argumentar que algo se ha convertido en un debate vivo en el cibermundo. Me parto cada vez que esto ocurre.

Se hacen rankings de seguidores y se toma por gilipollas a personajes famosos que simplemente dijeron algo que podría haber dicho cualquiera, son personas normales y corrientes no lo olvidemos, pero que cometieron el error de twitearlo sin consultarlo antes con sus asesores de imagen. Chorradas que puestas a tiro de algún que otro iluminado son sacadas de contexto o exageradas hasta el hartazgo y utilizadas para agredir a quien únicamente cometió el pecado de ser conocido por muchos.

Twitter se ha convertido en una herramienta de comunicación fantástica, que ahora parece que se utiliza para derrocar dictadores, convocar manifestaciones, o ejercer de micrófono popular de lo que ocurre alrededor del mundo, que al final siempre acaba siendo utilizada para decir que se está esperando un avión en la T4, que se va a comer uno a no se sabe que bar superguay, para dar los buenos días o en su caso despedirse por la noche, y en el peor de los casos para ejercitar el anquilosado y siempre efectivo copia-pega de refranes y frases ocurrentes salidas del, siempre dispuesto a sacarnos del apuro, Google.

En fin, que más que nada quería decir que hoy o ayer, no estoy seguro, cumple años una simple herramienta. Solo eso. Y no le den más vueltas señores. Twitter no es el logro, sino nosotros, que somos quienes le damos forma, quienes lo dotamos de la relevancia que tiene, quienes con nuestras frases construimos la conversación que bajo él se desarrolla. Lo demás, y no se me indignen, son chorradas y pajas mentales escritas a vuela pluma que poco o nada aportan a la conversación.

2 Comentarios:

    Como invento no es que sea la leche, más bien es un lugar donde cotillear y hacerte autobombo.

    @Germán yo lo veo como un macrochat, pero no negarás que sí que engancha jejeje.

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