El #15m será muchas cosas. Buenas y malas. Pero si hay alguna de la que este movimiento ciudadano debería huir hasta perder el aliento, es sin lugar a dudas de acabar siendo absorbido por cualquier tipo de cariz político que expulse de sus filas, como ya ocurrió en el mes de Noviembre, a muchos ciudadanos que sin reservas estarían dispuestos a apoyarlos.

El #15m no debería consentir ser movilizado por partido ninguno sea éste de derechas o de izquierdas. Ni eran del PP cuando quien gobernada era el PSOE, ni lo son ahora del PSOE cuando quien gobierna es el PP. Tampoco se debería consentir que entre sus filas arraigaran movimientos como los de IU o ERC. Es más, a ningún partido político, viniera de donde viniera, se le debería dar permiso para monopolizar el discurso del movimiento.

Declarar el movimiento de izquierdas de por sí me excluye a mi. Declararlo de derechas tal vez te excluya a ti. Por tanto lo mejor será permitir que el movimiento en sí no se posicione, facilitando que en esas convocatorias a las que cualquiera de nosotros asistiría encantado, se pueda acudir sin temor a sentirse agredido por el mero hecho de haber votado a cualquiera que sea el partido que uno decidiera votar.

Y ese es un deber que tienen los organizadores del 15m. El otro ya lo saben, expulsar a los radicales como dijimos en el post anterior.

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