Debería el PP replantearse el discurso victimista que lo proclama a él, y sólo a él, como único salvador de la patria en lo que a economía se refiere. Después de meses culpando al anterior gobierno del déficit que sufrimos, de la agonía económica que padecemos y de los males congénitos que sufren las finanzas del país, encontrarse con que las dos comunidades bandera del partido, como lo son Madrid y Valencia, despuntan en el déficit autonómico siendo las culpables de la mayor de las desviaciones presupuestarias, lo único que hace es afianzar la creencia ciudadana de que todos, absolutamente todos los políticos, hacen del servicio público que pregonan un espectáculo cuya única finalidad es la de perpetuarse en el poder.

Si a eso le añadimos que uno de sus dirigentes decide soltar por esa boquita que tiene que con lo del aeropuerto de Castellón hubo mucho de mediático, respondiendo a otro de su propio partido que en declaraciones dijo que tal vez la solución para dicha infraestructura sería hacer los aviones de globos, la credibilidad, fiabilidad y representación que ellos se suponen cae en un saco roto que ya nadie es capaz de remendar con las mínimas garantías.

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