Leía ayer en el blog de Nacho los resultados de una encuesta que está realizando en su blog, cuyo resultado es cuanto menos sorprendente. Ninguno de los dos primeros espadas de los principales partidos políticos que nos representan, tienen el cariño de sus correligionarios para acudir encabezando las listas en unas hipotéticas Elecciones Generales.

Eso es un síntoma evidente de la ruptura actual que existe entre la ciudadanía y los partidos políticos, pero además es muchas otras cosas a la vez.

  • Lo primero es, que si se mantiene esta tendencia, lo que sí quedará claro será que no nos gobernará quien la mayoría del pueblo pida, sino quien el partido político de turno permita. Es la máxima que rige toda partidocracia y lo que tenemos merecido todos por cazurros. Dos dictaduras disfrazadas de Partido Político rigen los destinos de este país. El pueblo elige cual de las dos se lleva el gato al agua, pero al mandatario lo elige el partido amén de que más que elegido el puesto es comprado a base de futuros favores a según qué sectores del propio partido.
  • Lo segundo es que esto no tendrá fin hasta que los propios partidos no pierdan sus miedos y se decidan por abrir sus listas electorales. Pero claro eso no sucederá nunca porque entonces peligraría esa quimera de la democracia que son las dictaduras dentro de los partidos y que les ayuda a mantener atenazada a la población frente a dos únicas posibles alternativas, Derecha o izquierda.
  • Y lo tercero, que son los propios partidos políticos los que mantienen vivos en el recuerdo los mayores fantasmas de nuestra democracia. Unos, la izquierda, con el cuento del lobo feroz. Atenazando a los antiguos con su estereotipo de fachas y camisas azules acechando en las plazas de los pueblos en los que la derecha ha ganado. Otros la derecha, incapaz de separarse de esa coletilla y dar un paso al frente con el que blandir con las dos manos la espada de la democracia sin complejo alguno.

Los partidos no nos ayudarán a salir de la crisis.

Cualquiera de los dos que diga que gracias a él habremos salido de ella habrá utilizado el ardid de la casualidad en su favor. De las crisis se sale por desgaste. Las empresas necesitan tocar fondo antes de volverse de nuevo rentables, ya que han de sacudirse de encima los puestos de trabajo y las expansiones financieras que les sobran. Es así de crudo y nada se puede hacer contra ello.

Pero lo peor de todo es que sea cual sea nuestra elección al final, lo cierto es que ninguno verá a su delfín en el poder. La izquierda no lo hará porque no serán ellos quienes elijan el candidato, sino el partido, y tampoco la derecha tendrá ese gusto ya que lo propio hará el suyo.

Ni elegimos ni sentenciamos a los malos gobernantes, tan solo nos dejan que parezca que lo hacemos.

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