Hasta qué punto habremos llegado a interiorizar el efecto conspiranoico en este mundo digitalizado, que viendo en una televisión sin sonido el reportaje sobre la foto esa en la que desaparecen las mujeres que había en aquel despacho desde el que se dio la orden de matar a Bin Laden, he llegado a la conspiranoica conclusión ya no de que Bin Laden no estuviera fiambre, sino que hasta me pareció que al superponer las imágenes de las mujeres se comprobaba que nunca estuvieron allí y hasta parecían haber sido incluidas a propósito para no se qué tipo de maniobra política de consumo interno Americano.

Antes de que les de un soponcio recuerden; la televisión no tenía sonido y mi única referencia eran aquellas dos fotografías superpuestas.

Pues bien, después de estar todo el día decidiendo cómo escribir el post con el que tenía pensado abordar el tema, va y me encuentro con el artículo de Juancar y allí me quedo, ojliplático al ver que lo que yo interpreté como verídico no había sido más que una tergiversación de mi mente calenturienta, más predispuesta a pensar que es engañada por los demás, que receptiva a creer a pies juntillas lo que le cuentan.

En fin, que me he quedado en blanco y he decidido compartir este chasco con todos ustedes. Ya uno no se puede fiar ni de lo que ven sus ojos…

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