No hay nada como un terremoto, un desgraciado terremoto, para que los políticos de nuestro país se acuerden de golpe y porrazo que las elecciones las deciden siempre los casi dos millones de votantes que hacen bailar su derecho constitucional, o sea su voto, entre el deseo de castigar al gobernante o la abstención.

Más cuando uno observa los panfletos electorales que inundan nuestras ciudades y ve paralelismos tales como que en todos los que firman los partidos de la oposición, ya sean PP, PSOE, UPyD y demás coleguillas choriceros, aparece la siempre bien traída y manida frase que dice; “Porque necesitamos un cambio”.

Un cambio. Y eso lo dicen todos. Exactamente todos los que están en la oposición. Hacen como si aún viviéramos en la España de hace cuarenta años. Planifican las campañas electorales como si la revolución de la era del Internet aún no hubiese llegado a materializarse. Y lo peor, los que creen que hacen un uso exquisito de dicha revolución, caen sin saberlo en la palabrería que caracterizaba, hace no tanto tiempo, a los que por aquí eran tildados de gurús.

Saben lo que necesitamos, lo que debemos pensar, lo que debemos sentir. Yo creo que esa y no otra es la razón por la que el absentismo es la mayor fuerza política en España. Por eso. Por estar gobernados por gurús de la vida 1.0.

Y eso es una pena. ¿Saben porqué? Pues porque ha hecho falta que hubiese personas fallecidas para que cayeran en la cuenta de que los votos los emiten conciudadanos suyos. Y eso dice poco o muy poco en favor de sus señorías.

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