Me apenan de verdad todos esos conocidos, periodistas y blogueros en general, que despotrican en todas direcciones defendiento un dictado existencial que expone la necesidad imperativa de la eliminación de las campañas electorales amparándose en una crisis que nos arrolla cual tren y los dejavu's que provacan las promesas incumplidas que los políticos vuelven a formular mecánicamente en cada periodo electoral.

Y me apenan porque se que lo mismo que los elegidos democráticamente no sucumbirán a las exigencias de un colectivo periodístico que pide por activa y por pasiva unas comparecencias en las que las preguntas sean aceptadas con respuestas de viva voz y no repartidas negro sobre blanco, tampoco éstos aceptarán aquello de renunciar a su propaganda política pagada con fondos generales.

Además, resulta de un cinismo cabreante ver cómo los periodistas deciden movilizarse en twitter para exigir respuestas y observarlos cuando entrevistan a los políticos y sucumben al peloteo, las preguntas sencillas y la simple propaganda electoral que los segundos les dan por respuestas. Da pena, pero mucha pena, ver que los que dicen defender la necesidad del pueblo de estar informado son los que más trabajan para mantenerlo en la más absoluta ignorancia.

Baste con fijarse en las distintas reacciones ante los sucesos de la última semana y la comparativa imaginaria que hubiesen provocado en esos mismos "defensores de la libertad de prensa" sus reacciones en el caso de que quienes los protagonizaron hubiesen sido los de hace ocho años y no los de hoy. Cuanto pancartero metido a periodista hubiese estado apostado y encadenado a los leones del Congreso para denunciar un asesinato que indefectiblemente hubiese sido también culpa del anterior inquilino de la Moncloa...

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