Bien pudiera parecer que en los últimos posts he ido tocando todos los palos en lo que se refiere a las posiciones, a favor y en contra, de lo que ha ido ocurriendo en España durante esta semana. Nada más lejano a la verdad. Por contra, servidor ha vivido en carne propia un movimiento asambleario horizontal consigo mismo, que ha derivado en una especie de aceptación general de todo lo que ocurría en los movimientos asamblearios de las grandes ciudades, capitaneadas por la de Sol de Madrid, cuya determinación final ha sido la que leyeron ayer en última instancia en este blog; A favor de la revolución pero sin manipulaciones de ningún tipo.

Me preguntaba el otro día un buen lector del blog si creía que todo esto llegaría a buen puerto y si, en todo caso, podía haber una forma diferente a ésta de llevarlo a cabo.”No hay otra forma de hacerlo” le dije. Así de sencillo. Los políticos del mundo entero, como hemos visto en los últimos tiempos, sólo entienden de manifestantes concentrados a la hora de vislumbrar mínimamente el cambio que éstos piden en las plazas. No hay otra forma, entre otras cosas, porque la ciudadanía no tiene otra manera de hacerse escuchar.

En sí mismo, el movimiento podría haber salido mal de muchas formas. Creo, y esto es a título personal, que podría haber embarrancado en la caleta del botellón y el desmadre de no haber estado los organizadores lo suficientemente avispados como para pedir a la gente que no trajera bebidas ni fiestas varias a un lugar, cuya sacrosanta finalidad no era la del despiporre, sino la reivindicación pacífica de una ciudadanía atormentada por la crisis y el desánimo.

Ello hizo que personas de mayor edad se sumaran a las protestas sin miedo a parecer vejestorios que no sabían exactamente donde se metían. Y ello hizo también que comprendiera, que aquello que se estaba gestando en las redes sociales, no partía de un embrión llamado antisistema o antiglobalización. La revolución que tantas veces pedí en el blog, la que siempre creí que nunca vería, estaba cogiendo forma poco a poco ante mis narices y yo deseaba formar parte de la misma.

Lo curioso fue que tras la decisión de sumarme me llegó el miedo irracional a ser manipulado. El miedo real a que todo esto fuera una orquestada maniobra política para acolchar una posible debacle electoral socialista. Los intentos de algunos políticos de izquierdas de acercarse a los manifestantes me hicieron temer lo peor. La respuesta de éstos; “sin políticos ni sindicatos”, me devolvieron la sangre al cuerpo. Sí, esto era lo que siempre esperé que sucediera y nunca creí vivir. Ya no había forma de cambiar mi determinación; con la revolución hasta el final.

Es posible que podamos estar siendo manipulados. Puede ser. Pero recuerden queridos amigos; sólo los que salen a la calle tienen cosas que perder. Y queramos o no, en esto todos tenemos cosas que perder; la libertad y el derecho a la pataleta por ejemplo.

2 Comentarios:

    Te manipularán Antonio si los dejas...si permites que las cosas sigan como están...si aceptas con un si sin rechistar que las cosas no pueden cambiar...algunas veces digo que hay que tomarse las cosas con calma...si...y lo sigo diciendo....pero esto me gusta....vengo de un país donde se hace paro todos los días y se protesta por cualquier cosa...así que a esto estoy acostumbrada...aunque tanto allí como aquí me gustaría que las ideas comenzaran a concretarse en propuestas, sean válidas o no....eso después se estudiará...una a una...para poder encontrar soluciones...entre todos....besoooss y feliz domingo electoral

    @Marita ya veremos qué resulta de todo esto y esperemos que no decaiga en un simple ataque a un partido concreto y sí mantenga la idea de una presión sobre todos en general...

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