Llevo todo el día escuchando que si twitter es lo mejor que le pudo pasar al mundo. Que si esta herramienta fue la primera en anunciar la muerte de Bin Laden. Que si el periodismo tradicional debería renunciar a sus arcaicos medios con tal de aceptar como propia una herramienta cuya principal característica es la de la inmediatez.

Casi al mismo se ha produce en ese TL tan característico de tuiter una confusión inocente que desencadena un aluvión de insultos hacia alguien que sólo se parece de lejos y con la luz apagada a Federico Jiménez Losantos. La víctima es un tal Isaac Jiménez (@isaacj), que confundido, sorprendido y divertido ante la vorágine de referencias que recibe de parte de gente desconocida, decide publicar un tuit en el que recalca que no, tampoco es hijo de Trinidad Jiménez.

El causante de semejante lio es un periodista metido a tuitero a jornada completa de los tantos hay ya en la actualidad (@Pedroj_ramirez sería un ejemplo buenísimo de ello) que se llama por estos lares @iescolar y del que poco o nada cabe añadir que ustedes no conozcan de él. No hay que hacer sangre. Simplemente comete una equivocación y eso es algo que nos puede pasar a todos. Eso sí, dicha metedura de pata deja patente una cosa, inmediatez no es igual a fiabilidad.

Que un tipo decida tuitear que hay helicópteros sobrevolando su casa y que la coincidencia le conceda la chamba de hacerlo justo cuando ese artefacto está asesinando al terrorista más buscado del mundo, aún sin que él lo sepa, no justifica que por parte del resto del mundo se le tenga que otorgar a la herramienta (en este caso twitter) mayor valor o reconocimiento que el de la simple suerte.

Evidentemente si en la calle todos nos pusiéramos con un megáfono a contar lo que creyéramos que era importante, más tarde o más temprano acabaríamos dando la campanada padre. Pues lo mismo con tuiter.

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