En la blogocosa puedes escribir lo que desees sin miedo a nada. Eso sí, siempre y cuando no incumplas las reglas supremas que me guían en este viaje blogosférico:

  • Si twitteas algo que no me gusta, eliminaré tus reflexiones de mi twitter.
  • Si twitteas con demasiada constancia sobre un echo que me incomoda, te eliminaré también de mis twits.
  • Si en vez de twitearlo lo posteas en tu blog no lo leeré.
  • Si lo posteas con demasiada asiduidad, eliminaré tu blog de  mis feeds.
  • Si me tocas los cojones y te metes conmigo, mandaré a mi mafia particular para que te amedrante.
  • Si le tocas los cojones a quienes sí tienen poder de verdad en esto de la red, tu blog será historia con un solo clic.
  • Si además te vas y comienzas a twitearlo de forma que pueda llegar a desprestigiarme de algún  modo, mandaré a mi gente para que consigan que te eliminen el twitter de los huevos.
  • Si veo que alguien decide apoyarte con entradas y twits, éste pasará a correr la misma suerte que tú.

Es la blogosfera. Es esa especie de libertad de expresión que nos hemos buscado.

2 Comentarios:

    Yo estoy ya por dar al botón de AUTOELIMINAR, suele ser más sabrosa esa muerte que la dada con la estaca y por detrás.

    Un abrazo.

    No Senovilla yo ya lo hice una vez con mi blog de Spaces y me arrepentí desde el primer segundo. Vale más la pena que te eliminen, al menos no te queda el regusto de la rendición tras fenecer.

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