Si existe una frase que ahora los simpatizantes del #15M están gritando hasta debajo del agua, y con razón, es la archifamosamente repetida por todos nuestros políticos cuando se referían al estado de Grecia pero trasladada a su particular lucha; "Nosotros no somos Londres".

Y yo, crítico donde los haya con ese movimiento, no puedo más que estar de acuerdo con ello y defenderlos de todos aquellos que destructivamente deciden acusarlos de ser el germen que derive en unos disturbios parecidos a los de la Capital de la Common Well.

Si hay algo que éste equivocado por momentos movimiento ha conseguido, no es sino centrar su sino en debates y aproximaciones de la política hacia un pueblo huérfano de políticos y necesitado de administraciones capaces de guiarlos y aunarlos en tiempos de crisis.

El #15m no es #londoriots (hastag de lo de Londres), pero no crean que no andan cerca. La sectarización del movimiento, el relativismo de sus componentes en las autocríticas y la clara mentira que supone el hecho de autoproclamarse representantes de un pueblo que no sale a la calle, son además de hechos, pasos pequeños que los acercan cada día más hacia la soledad del incomprendido y por ende, al desvarío de quien sabiendo que hacía un bien equivocó las formas y acabó sucumbiendo al irracional odio que siempre encerró bajo su pulcra fachada.

No sois Londres, pero recordad que tampoco somos Grecia.

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