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Puntos de inflexión

Tanto ustedes como yo se habrán dado cuenta de que en política existen verdaderamente esos momentos de inflexión en los que las opiniones, oportunidades y virajes en redondo, cambian, se aprovechan y se hacen efectivos para la regeneración de unos discursos, que en cualquier otro momento pasado, hubiesen sido tomados como rectificaciones, dobles varas de medir, e incluso tomaduras de pelo, a una ciudadanía situada en un prietas las filas que propone los tópicos como dogma de fe y los escribe en letras de oro sobre el papel de la verdad verdadera.

Hoy podemos decir que la visita del Obispo del Vaticano se ha convertido para algunos en ese punto de inflexión. Otros como también seguramente recordarán, llegaron a su particular punto de inflexión con la aparición de la recién estrenada Presidenta de la Comunidad Manchega en una procesión vestida de negro y con mantilla. Para todos ellos el punto de inflexión ha sido largo, tortuoso y difícil de hacer realidad sin que saltaran las alarmas de los que como yo, vivimos pendientes de esas pequeñas ironías políticas que hacen que quienes nos gobiernan puedan bailar un Chotis opinativo sobre el ladrillo de un "no me muevo de donde estoy porque así mantengo mis votos".

Lo curioso del tema es que para la izquierda esos puntos de inflexión siempre van ligados, misteriosamente, a factor de la fe católica. La presidenta y el Papa han sido dos buenos ejemplos de ello. Y por eso hoy hay tanto comentario centrado en los "comeostias", en la ridiculización de una religión que no comparten, y la exhalación de un odio desenfrenado hacia lo que irremediable y democráticamente se avecina en éste país; un cambio en el poder.

Oficialmente la izquierda ya es libre, por obra y gracia de la olvidadiza mente de una ciudadanía secuestrada por los tópicos, de llamar al miedo a la derecha de sotana. La gente, qué les voy a contar, no se lo tendrá en cuenta.

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