Es curioso atender a la actualidad política, mientras se tiene presente el pasado reciente de la historia política de éste país.

Hoy. Hoy España hace bien en encomendarse a EEUU para que se convierta en paladín del acuerdo entre Saharauis y Alauitas. En situarse tras el Imperio para que sean éstos quienes trabajen y nosotros quienes recojamos los frutos de sus esfuerzos.

Ayer. Ayer esta misma táctica hubiese sido, a ojos de este mismo partido en la oposición, un claro síntoma de clientelismo internacional. Se hubiese convertido en otro motivo más para salir con el pancarterismo, para hacer la demagogia que sólo desde la oposición se es capaz de hacer.

Porque ya lo dijimos el otro día, éste gobierno nos ha demostrado cuan diferente es estar en la oposición y en el gobierno.

Nos han demostrado que desde ya, lo que se diga en la oposición y las lecciones que se le quieran dar al partido en el poder carecerán de toda credibilidad por una sencilla razón; serán posiciones de un partido que en realidad no tiene necesidad alguna de jugar en la partida de ajedrez en la que se ha convertido el mundo, sino que jugará sólo en una partida local, la Española, que se gana fácilmente con demagogia y lamiéndole los oídos a los ciudadanos.

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