Un ejemplo claro de lo que representa éste síndrome del pato mareado se ve claramente reflejada en la infinidad de reacciones a favor y en contra que ha sentido en carne propia Alex de la Iglesia tras hacer pública su decisión de dimitir como presidente de la Academia de Cine.

Primer acto:

Alex decide anunciar que se va. El cibermundo explota en favor de él cuando la realidad es que, si no llega a anunciar su dimisión, los mismos que en esos momentos lo elogiaban se hubiesen ido directos a despedazarlo por ser el interlocutor que hizo llegar el fatídico texto de David a los políticos. Compañeros, periodistas y blogueros de mal vivir, deciden dedicarle loas como si fuesen gratis. Es un tío cojonudo. De esos que ya no quedan. Un tío con un par de huevos como hay pocos que los tengan.

Segundo Acto:

Alex decide que se queda hasta las próximas elecciones de la Academia. Los mismos que ayer lo reverenciaban pasan a odiarlo. Siempre se dijo que la línea que separa el amor del odio era fina. Nunca pensé que lo fuese tanto. Hoy Alex ya no es héroe, sino villano. Ya no es un revolucionario, sino un vendido. Hoy ya sólo es otro director de cine más.

Cuanto más observo a la blogosfera y su veletiana opinión, más me sorprende ver que hay gente que continúa leyendo blogs…

2 Comentarios:

    La inmediatez de la red lo convierte todo en efímero.
    Su decisión de dimitir, por estar en contra de la Ley Sinde, le daba credibilidad a su posición (héroe) y su cambio de postura, aguantar tras convocar elecciones, diluye su anterior postura, pierde efectividad y, además, suena a "negociación" con la ministra (villano).
    Los dichos hay que refrendarlos con hechos ("del dicho al hecho hay un trecho") y el cambio de postura de la red ha sido por su "nueva posición" (del portazo ha pasado a cerrar la puerta con educación).
    En tu análisis te falta una situación: por sus comentarios, tras echar por tierra la ley Sinde en primera instancia, fue demonizado; tras el anuncio de dimisión, fue entronizado y ahora...
    Me suena a querer quedar bien en todos los frentes o a la toma de posiciones "tipo veleta".

    Perdón por la extensión del comentario.

    @Javier pues la verdad es que tienes razón, falta tal vez ese acto intermedio que dices. El caso es que yo no llegué a analizar tanto.

    Un minuto antes de leer cualquier opinión en la blogosfera mantenía en la retina ese hermanamiento con el director de ésta. Tras el anuncio esos mismos posts ya sobraban en esas bitácoras porque el siguiente era radicalmente opuesto al anterior.

    Me quedó la sensación de haber leído en algunas bitácoras dos artículos de diferentes autores jejeje

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