Leyendo el post de Jesús Martínez asiento mecánicamente en cada una de sus certeras afirmaciones y comparto el fondo de ese mensaje que pretende transmitir en el que nos cuenta, que para él, la mejor herramienta que uno tiene para sobreponerse al pesimismo al que nos arrastra la realidad en que vivimos, es la de alejarse de los lloriqueos y lamentaciones insufladas desde nuestro círculo social y laboral, para afrontar los retos que se nos presentan con una renovada y efervescente obstinación por hacer mejor las cosas.

Él es un periodista y todo eso lo traslada al ámbito periodístico.

Yo siendo como soy alguien ajeno a la profesión del informante, me atrevo a decirle cual es el problema de tanto lloriqueo y lamentación por el negro y desesperante futuro del periodismo; ahora el periodista no informa, sino que se dedica a opinar.

Y como dicen los sabios de mi pueblo; opinar no es informar, informar no es opinar, las dos cosas son antagónicas entre sí. Informan los periodistas, opinan los tertulianos. Si tertulianos y periodistas se dedican a hacer lo mismo ¿quien queda para informar al resto de los mortales? Nadie.

Y es que tan solo hay que darse una vuelta por cualquier artículo de periódico, radio o televisión, para darse cuenta de que el periodista, cuando transmite la información omite, tergiversa o deforma siempre uno de los sentidos de la misma para que el lector, televidente o escuchante, acabe decantándose por la forma de ver las cosas que éste o su medio de comunicación tienen.

A veces no hace falta decantarse hacia un lado para quedar retratado, basta con no contarlo todo y destacar sólo lo que nos interesa.

3 Comentarios:

    Antes, el periodismo eran auténticas crónicas que trataban de relatar e informar de lo ocurrido. Ahora, cada uno da su versión de los hechos y hay que hacer verdaderos esfuerzos para saber qué es lo que ocurrió.
    Ellos mismos están "matando" su profesión.

    A ver si con estos periodistas que ahora sí se cuestionan ese modelo las cosas cambian...

    El problema está en la delgada línea que separa la información del morbo. Por alguna extraña razón a los seres humanos nos encanta ver malas noticias y el pesimismo que nos rodea, la verdad es que no entiendo muy bien por qué.

    No obstante, estoy de acuerdo en la esencia de que el optimismo es la única manera de salir adelante, bueno, eso y el trabajo, claro.

    Un saludo.

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