No voy a decir que la percepción que yo tengo de la blogosfera sea la que más se ajuste a la realidad que todos compartimos, pero sí les diré que a mi parecer, lo que está ocurriendo estos días con esa nueva Red Social llamada Quora, no es más que el destello de un tic ancestral de protagonismo perpetuo, que permanece instalado en la blogocosa de los llamados gurús y vendedores de tendencias, a los que lamentablemente muchos acaban haciendo caso a pies juntillas.

Me recuerda y mucho esta explosión de posts hablando sobre ella, a aquellos días en los que aparecieron twitter, faceboock, Linkedin, o incluso cuando llegaron los Wawes de Google, el Buzz y el Foursquare. Miles de posts hablando sobre lo bueno que es, lo necesario que es, lo magnífico que es.

No es malo todo esto. Más bien es necesario. Además, si nadie hablara de ello, ¿Cómo nos enteraríamos de que existe? Pues eso, que gracias por hablar de ello pero no esperen que por hacerlo servidor les vaya a tener más en cuenta que antes. Al fin y al cabo hasta yo, sin cuenta en esa Red Social, puedo hablar sobre ella. Este post es la prueba.

Y créanme, darse de alta en una Red Social, comprobar que sólo está en Inglés y que te borren una de las preguntas que propones, no te hace ni más merecedor, ni más entendido, ni más nada, que lo que pueda en estos momentos representar yo mismo desde este teclado. Sólo son, como dije ayer, simple producto logueado. Nada más.

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